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El Gobierno británico amenaza con privatizar el servicio de Correos

En el año 1609, el rey Jaime I ponía su firma en un act of parliament, en virtud del cual se concedía al real servicio de correos, o Royal Mail, el monopolio de la distribución de cartas y paquetes postales. Ahora, 370 años después, el Gobierno conservador ha amenazado con poner fin a ese monopolio, si la eficacia del servicio no mejora sustancialmente.La amenaza fue hecha por el ministro de Industria, Sir Keith Joseph, en una declaración ante la Cámara de los Comunes. El Gobierno, dijo, revisará el mantenimiento del monopolio postal al Post Office, si éste no mejora la productividad.

La intervención de Sir Joseph se produce tras una angustiosa llamada hecha por el Post Office británico para que el público dejase de enviar durante un cierto tiempo cartas y paquetes postales hasta que los funcionarios del servicio pudiesen ponerse al día en la clasificación y entrega de más de cuarenta millones de efectos acumulados.

Durante el pasado fin de semana, los carteros y demás funcionarios trabajaron a tope para limpiar los atrasos y parece que, en estos momentos, el servicio tiende a normalizarse. Las cartas urgentes vuelven a entregarse en el mismo día o al día siguiente, aunque las de franqueo ordinario tardan todavía entre cinco y seis días en llegar a su destino.

La raíz del problema reside en la dificultad que tiene el Post Office para reclutar personal, debido a las horas poco sociales que trabajan los carteros y el personal de clasificación y al poco sueldo que reciben, estimado en una media de cien libras semanales (unas 14.000 pesetas), contando las horas extraordinarias. El personal de Correos es el único en Gran Bretaña que tiene una semana laboral de seis días.

Las afirmaciones del ministro de Industria, verdadero coco de los sindicatos, han provocado una enérgica reacción por parte del sindicato de obreros postales, cuyo secretario general ha anunciado que se opondrán a cualquier intento de poner fin al monopolio y privatizar el servicio. El sindicato se opone, igualmente, a que los aumentós salariales ofrecidos por la dirección de Correos vayan ligados a un aumento de la productividad, y hasta ahora han negado permiso al Post Office para contratar personal eventual.

La productividad del personal de Correos se ha reducido de forma notable en los diez últimos años. Mientras que a principios de esta década se procesaban y entregaban más de doce millones de cartas y paquetes diarios, la cifra de repartos el pasado año llegó escasamente a los diez millones.

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