La Federación hizo valer en la asamblea su régimen autoritario
Empezó la asamblea de la Federación Española de Baloncesto. En medio de la mas clara y evidente ilegalidad, pero empezó. De nada sirvió la denuncia hecha por los diversos medios informativos con datos y señales, y de nada sirvió el que el presidente de la Guipuzcoana pidiera ayer que se cumpliese el reglamento. Nada de esto impidió que la Española mantuviera su régimen autoritario, que, por otra parte, siguen empeñados o interesados en ignorar los estamentos superiores. Esta fue, al margen de fechas y acuerdos, la nota destacada de la asamblea.El salón de actos de las Instalaciones del cuartel de la Montaña estaba casi vacío. Ya nadie cree en las asambleas, empezando por el propio presidente, Segura de Luna, que no hace mucho dijo que en vez de cada año se harían cada dos. Acertada medida del máximo mandatario -no del que más manda- de la Federación, porque al no servir para nada es inútil convocarla. Pero el vacío no fue sólo de público, sino de contenido. Aquello fue todo un «sí, señor», «sí, señor», «sí, señor».
Los clubs, unos porque no vienen preparados, otros porque esperan algo, otros porque siguen pensando que es peligroso enfrentarse al poder, no ponen el dedo en la llaga y reducen sus propuestas a problemas triviales a través de su eterno representante en la Federación, al que al parecer no dejan dimitir los propios clubs pese a sus continuas quejas. La falta de madurez es preocupante hasta el punto de que pretenden «decir» a RTVE los partidos que debe ofrecer, tema que les preocupa en razón de las firmas comerciales, olvidando que cada uno debe resolver sus problemas e ignorando en manos de quién está el que se televisen o no partidos. Serían muchas, pero muchas, las cosas y los cargos que habría que cambiar para que sus deseos, nobles, por otra parte, se hicieran realidad.
Una aberración importante que alcanza incluso el calificativo de disparate es el poquísimo tiempo que tendrá la selección para preparar el preolímpico, y en caso de clasificarse en éste, los Juegos Olímpicos de Moscú. Un mes escaso tendrá Díaz Miguel para poner a punto un equipo cansado y aburrido de partidos ante tan trascendental e importante compromiso. Como dijo Raimundo Saporta, «quizá seamos el único país del universo que dedique un mes a preparar unos juegos olímpicos». Lejos de sonrojarse nadie, aún hubo una insinuación de los clubs acerca de los muchos meses que sus equipos están inactivos. Justo que defiendan sus intereses, pero hay una jerarquía de valores y, por otro lado, habría que remitirse a las soluciones que utilizan otros países. Según lo que se expuso, «lo» del baloncesto español no tiene arreglo.
Lo cierto es que la Universiada termina el 14 de septiembre de 1979. Los clubs sólo tienen quince días para preparar la Liga, que empieza en octubre, y después viene el preolímpico. Todo muy ajustado y con difícil solución.... salvo que conviniéramos en que las competiciones nacionales no son nada del otro mundo y en verdad a nada conducen. ¿Cómo se las apañan los italianos con competición más larga y más fuerte y con una selección superior? Hay que volver la mirada a las estructuras y planteamientos, pero ambas cosas no se discuten para nada en una asamblea modélica en su sistema dictatorial.
Una petición atendida
Hace muchos años ya se pidió con insistencia en algunos medios informativos el que hubiera un partido de desempate en el caso de que los dos primeros de la clasificación terminaran igualados a puntos. Sería más justo e incluso más rentable, al mismo tiempo que al celebrarse en cancha neutral serviría de promoción, y de paso engrosaría las arcas de los clubs participantes y de la propia Federación. Por fin se va a hacer, eso sí, cuando la Española ha querido, no cuando la mayoría lo pidió. También se disputará ese desempate en el caso de que terminen igualados los dos últimos, ya que en la próxima temporada sólo descenderá un club, en razón de que la Liga será ampliada para la temporada 80-81 a catorce equipos. Subirán tres de Primera B.A cada club le costarán los árbitros de cada partido 35.000 pesetas. Parece que la cuota se mantendrá también para la temporada 80-81. Los clubs insinuaron, en otro claro ejemplo de ingenuidad, que la Federación pagara algo de estos derechos de arbitraje, ante lo que la mesa presidencial, más o menos, se encogió de hombros como diciendo: «Qué quieren que les diga». La Federación opina que los clubs deben gastar el dinero en árbitros en vez de en fichar americanos, y los clubs piensan que la Española podría distribuir mejor su presupuesto y ayudar a los clubs.
La Liga empezará el 7 de octubre y terminará el 24 de febrero. Al día siguiente se hará el sorteo para la Copa, que al ser definitivo levantará suspicacias. Empezará el 2 de marzo, y la final será el Jueves Santo, 3 de abril. Los partidos de desempate -en caso de que sean necesarios- para decidir el descenso y el título se celebrarán el 27 y 28 de febrero, respectivamente.
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