La muerte del boxeador no llegó en el ring.
El boxeo se ha cobrado una nueva víctima. El púgil aficionado danés Peter Soeholm debía disputar ayer un combate en Copenhague. Las exigencias de este deporte le obligaron a meterse por la mañana en la sauna, en pos de perder unos kilos para poder afrontar la pelea dentro de los pesos ligeros. Un fallo cardíaco le produjo la muerte. Cuando las asistencias le llevaron hasta el hospital, la lista negra del boxeo ya había aumentado un poco más. Y es que, en un deporte de tal dureza, el fatal desenlace puede llegar en cualquier momento, porque si sobre el ring los esfuerzos son sobrehumanos, la preparación para el combate también suele serlo.
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