Un montaje propagandístico sobrio
La campaña propagandística del PCE se ha caracterizado por su sobriedad, tanto en medios económicos como en estilo. En el aspecto económico, el PCE ha te nido a gala el insistir en que ha hecho su propaganda con pocos millones -unos doscientos para las legislativas y las municipales-, comparándose con el despliegue de medios de otros partidos, concretamente el PSOE y UCD. Junto a la sobriedad de medios destaca el ascetismo en el estilo. A no dudar, los carteles del PCE han sido los menos atractivos, gráficamente, de la campaña. La mayoría de ellos consistían en un simple lema -el más usado, Pon tu voto a trabajar-, en letras rojas sobre fondo blanco, o en letras blancas sobre, fondo rojo, como se ha hecho en las escasas vallas publicitarias contratadas por el PCE. No obstante, también se han utilizado los rostros de algunos candidatos, más frecuentemente el de Santiago Carrillo.
En este apartado merece ser destacada también la abundancia de carteles pegados por el PCE -por sus propios militantes, como afirma con orgullo el partido-, que puede compensar la falta de vallas y anuncios en la prensa.
También ha destacado la actividad de los comunistas en el contacto directo con los electores. Dentro de este apartado se deben contar los mítines, de los que, aparte de los casi trescientos protagonizados por los principales líderes, se han realizado numerosas reuniones de menor ámbito.
Por último hay que reseñar la campaña no visible de los comunistas. Sus líderes no sólo han pedido el voto a sus electores, sino también que influyan en sus amigos, parientes y conocidos para pedir ese voto. Y, sobre todo, el PCE ha contado con la labor, nada espectacular pero efectiva, de los sindicalistas de CCOO, que han trabajado generalmente para el PCE, aunque no hay que olvidar que algunos de estos líderes sindicales pertenecen a otros partidos de izquierda y han buscado el voto para estos últimos, lógicamente.
Este trabajo de los dirigentes sindicales de CCOO, aunque ha sido el menos conocido, ha podido tener una enorme importancia para el PCE, puesto que es precisamente ahí donde debe disputar votos: en el amplio sector que prefirió a los socialistas para el Parlamento y a CCOO para los comités de empresa.
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