Getafe - Jaen o la caza del hombre en las Margaritas

El Jaén levantó el domingo en Las Margaritas la veda de la caza del tobillo ajeno. El Getafe se unió pronto a la montería y el partido (?) quedó lamentablemente convertido en una auténtica riña pendenciera en el más estricto sentido de la frase. Al parecer, los ánimos ya estaban «picados» desde el partido de ¡da y esa fue la causa esencial de que unos y otros se mostraran peligrosos en furibundas entradas con la peor intención, ante un árbitro complaciente que se mostró incapaz de cortar por lo sano tal cantidad de marrullerías. El triunfo del Getafe -que acabó con nueve hombres- fue justo, y el Jaén -que terminó con diez- ofreció una imagen penosa de la que futbolísticamente sólo se salva Machado con su acertado y -sorpresa- casi limpio marcaje a Pepe Juan.No hubo fútbol

Apenas cabe hablar del aspecto deportivo de un choque en el que existió de todo menos deportividad. Y las numerosas pruebas son concluyentes. A los seis minutos Galán se retiró lesionado a consecuencia de una durísima entrada de Martín Vila, que intentó poner orden desde el principio. El capitán jienense Monterde -un duro de western- dio «ejemplo» a sus compañeros mostrando la fortaleza de sus piernas. El meta López dejó a Martínez sin una de sus piezas dentales. Valle pegó un puñetazo a Morera en el costado, éste le dio más tarde un patadón al lateral -el árbitro, mientras, «en Babia, y posteriormente Valle agredió a Morera de forma ingenua ante las narices del colegiado, que le expulsó. En la seg4nda mitad, el parte de guerra quedó así: agresión alevosa en el suelo de Laguna a Cuesta, sin sanción. Minutos terroríficos del citado Laguna que enseñó a su compañero Valle cómo debe pegarse sin que un árbitro se entere -cosa, esta vez, fácil de lograr- y, por último, agresión de Pedraza a Laguna, también, claro, sin balón, además de otras dos expulsiones. El armisticio llegó cuando el colegiado señaló el final del choque -nunca mejor empleada esta palabra.