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El viento agrava aún más la situación económica del Salamanca

Por tercera vez en los, nueve años de existencia del campo del Helmántico, su techumbre ha volado por los aires. En esta ocasión, los 120 metros de la preferencia, con sus catorce vigas, de 1.800 kilos cada una, sus 2.000 metros cuadrados de superficie metálica, los focos de la instalación eléctrica y buena parte del servicio de megafonía fueron arrojados por el ventarrón fuera del campo. La situación económica del club, lamentable ejemplo ahora del fútbol español, es gravísima -debe más de cien millones de pesetas-, y al haber pagado tarde al constructor ha tenido hasta ahora recelo de ejercer contra él acciones legales.Según los primeros cálculos, la reparación de estos desperfectos supondrían veinticinco millones de pesetas. Otros cinco millones y medio no ingresarán en las arcas del club, porque ya no se televisará el Salarnarica-Atlilétic de Bilbao -no hay iluminación, pues algunos focos cayeron más allá de las pistas de atletismo, a cien metros de don de se encontraban- y, por tanto tampoco podrá cobrarse la canti dad correspondiente por publici dad. Sin embargo, el Salamanca ya ha gastado tres millones de esos anticipados por tina persona a cuenta de los derechos de retransmisión.

Por otra parte, la taquilla de partido, de Copa contra el Sevilla que no podrá celebrarse de noche se verá muy menguada si los andaluces no aceptan la petición unionista de jugar en Salamanca el domingo 1 de abril. Los daños pueden llegar también a la zona de vestuarios, pues el agua penetra por las juntas de dilatación a todas las instalaciones que se encuentran debajo de las gradas, ahora cubiertas con lonas. Las taquillas que se hallan bajo el fondo norte ya están inundadas.

El Helmántico se inauguró el 8 de abril de 1970. Los salmantinos empezaron entonces a presumir de un estadio que, aunque lejos de la ciudad, en un descampado, estaba cubierto en su totalidad y cuya visera no requería ninguna columna que molestara a los espectadores. Pero en enero de 1975, el aire se llevó una parte de aquella visera en el fondo norte. Y en noviembre del pasado año se repetía el suceso -cuyos desperfectos aún no han sido reparados, dada la situación económica del club-, pese a que se había dejado una parte, tras las gradas, al descubierto para que circulara el aire en caso de vendaval.

La techumbre del Helmántico no pudo en esta ocasión contener los 133 kilómetros por hora de viento. El estadio salmantino ya sólo está semicubierto, porque le queda la techumbre de la tribuna y el fondo sur. En cualquier caso, los aficionados empiezan a olvidarse de su estadio coquetón para pedir mayores garantías de seguridad, aunque éstas exijan la instalación de unos tirantes desde las vallas hasta la visera.

Si el accidente hubiera ocurrido un día antes, los 5.000 aficionados que se sentaron en las gradas de preferencia durante el Salamanca-Barcelona habrían pasado muchos apuros. Una hora antes del suceso, los jugadores del Salamanca entrenaban en el lugar donde cayó la techumbre. Sin embargo, sólo dos mujeres, las encargadas de la lavandería, se encontraban en el recinto deportivo bajo las gradas de preferencia. Su susto fue tal que atravesaron el estadio y llegaron a las oficinas sin poder explicar cómo habían pasado las vallas que rodean el terreno de juego.

Los directivos del Salamanca han vuelto a levantar un acta notarial. Pero ellos comprenden que no basta con esta medida. El gerente del club ha manifestado a EL PAIS que «esto es ya de extrema gravedad; para mí, de juzgado de guardia». La directiva salmantina ha tenido hasta ahora ciertos recelos para ejercitar estas acciones. El constr,uctor cobró tarde, y en el trabajo del arquitecto también hubo su parte de amistad y favor. Sin embargo, la indignación con que se ha acogido este tercer vuelo del Helmántico puede variar los procedimientos.

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