Veintitrés escritores soviéticos plantean un reto a la censura oficial
Ni «disidentes», ni «conformistas»: «escritores rusos». Así se autocalifican los veintitrés escritores soviéticos que han editado Metropol, un grueso volumen de setecientas páginas de originales inéditos que no han sido sometidos a ningún tipo de censura. La tirada consta de ocho ejemplares dactilografiados. La mayor parte de los autores de los textos pertenecen a organizaciones literarias oficiales. Sobre esta original edición, considerada como un «acontecimiento» en los medios intelectuales de Moscú, escribe
En el cristal de entrada al café de la calle de Gottwald (nombre del que fue primer ministro checoslovaco en 1948) un cartel anunciaba «Jornada Sanitaria». A media tarde, un reducido grupo de artistas, que había sido citado para la presentación de la insólita edición de Metropol, no pudieron reunirse, pues el gerente del establecimiento había recibido pocas horas antes la visita de «los médicos» y fue prevenido para que cerrase el café a objeto de efectuar «una inspección sanitaria».Pero Metropol ya era conocida. Uno de los escasos ejemplares se había enviado a la Unión de Escritores. El resto van de mano en mano para un conocimiento rápido que exigirá posterior y tranquila lectura. El comité de redacción lo forman los novelistas Vassily Axionov y André,Bitov, los poetas Evgueny Popov y Fasil Iskander y el crítico Víctor Erofeev. Otros nombres conocidos que participan en la aventura son los de Andre Voznessenky, Bella Akhamadulina y Vladimir Vyssotsky.
En la introducción del libro se explica el nacimiento de Metropol: «La pesada inercia que existe en las revistas y editoriales soviéticas hizo a estos escritores buscar una solución al dilema: publicar ilegalmente en Occidente o escribir para el cajón de la oficina de trabajo. No es que rechacemos la literatura disidente, pero consideramos que sólo hay una literatura, la rusa, que es la de los escritores que viven aquí y la de aquellos que han sido apremiados a marchar.» Les molesta que en Occidente admiren las obras de los escritores rusos en función de su contenido político y no por sus cualidades estéticas y afirman que «la literatura rusa es parte integrante de la cultura occidental, independientemente de la conformidad o no con los cánones oficiales».
Para los autores el título del libro obedece a un triple valor simbólico. Recuerda al mismo tiempo el nombre de la capital, Moscú, el Metro o «subterráneo» y el hotel moscovita del mismo nombre. Metropol obedece, en su contenido, al tradicional «almanaque» ruso, y a lo largo de las setecientas páginas hay poemas, relatos, crítica literaria y de arte, canciones, entre las que se encuentra una muy conocida de «un viejo de los campos», Alechkovsky, titulada: Camarada Stalin, tú eres un gran sabio...; también se incluye la novela El golpe de Estado, del norteamericano John Updike.
No ha habido reacción oficial
Ahora queda una pregunta difícil de contestar, ¿cuáles serán las reacciones oficiales a esta obra que no ha pasado por los trámites y censuras habituales? Aún es pronto para conocerlo. Los que son miembros de organizaciones literarias oficiales serán llamados a capítulo. Algunos de ellos, vedettes de la literatura oficial, como Voznessensky, Akhamadulina o Vyssotsky, ponen en difícil trance a quienes están obligados a exigirles una explicación. En Metropol se hace una invitación para que los textos contenidos en esta artesanal edición puedan ser legalmente editados. «Proponemos nuestros textos, por última vez, a las instancias oficiales. Pero somos moderadamente optimistas. Si se deciden a editarlo no admitiremos ninguna censura ni sobre los autores ni sobre los textos.»
Por ahora no ha habido ninguna reacción oficial. EL PAIS ha intentado ponerse en contacto con el más popular de los que firman Metropol, VIadimir Vyssotsky, uno de los ídolos de los jóvenes de la Unión Soviética, compositor de más de seiscientas canciones y actor del moscovita Teatro de Drama y Comedia Taganka, creado hace catorce años por el discutido director Yuri Liubirnov, quien ha tenido y tiene problemas con los medios oficiales, que no han conseguido prohibir su escenificación de El maestro y Margarita, y una comedia moderna basada en las obras de Gogol.
Ante nuestra decisión de entre vistar a Vyssotsky nos indicaron que no se encontraba en Moscú, pero llegará el fin de semana y han asegurado la posibilidad de mantener con él una entrevista el próximo lunes. La popularidad de este actor viene acompañada, asimismo, por ser el compañero, en la vida íntima, de la que fue famosa actriz Marina Vlady.
Pero la biografía de Vyssotsky, como la de tantos otros artistas de este país, está plagada de contradicciones y puede llevar a la confusión. En numerosas ocasiones ha sido ensalzado por la propaganda oficial por su participación en películas como la coproducción soviético-yugoslava El único camino, donde el héroe, Solodov, prisionero soviético de los alemanes, va encadenado al volante de un camión cisterna y mientras canta una canción de guerra y soporta los golpes del guardián hitleriano consigue cambiar la velocidad y apretar el acelerador para lanzar el camión contra una columna fascista-. El héroe de una guerra que sólo hizo en la ficción, se salva. Veremos qué suerte le espera en esa ocasión.
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