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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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La psicología de los barrios

Grupo de psicólogos del Centro Social de Hortaleza

Durante la semana que termina los psicólogos hemos pretendido, una vez más, la consecución de objetivos básicos para el desarrollo de nuestra profesión, tales como el estatuto, el colegio profesional, el control del intrusismo, el paro, etcétera. Al mismo tiempo, hemos intentado la puesta en marcha de un debate necesario para el crecimiento teórico y práctico de la psicología.

Tradicionalmente, tanto en la enseñanza como en la labor profesional, se han considerado tres áreas de desarrollo del quehacer psicológico, tres compartimientos estancos que separan tres aspectos de la realidad, cuyo límite no está nada claro. Nos referimos a la psicología industrial, a la psicología escolar y a la psicología clínica, que abordan el trabajo, la educación y la salud-enfermedad como si éstas fueran facetas sin implicación alguna entre si. Para superar esta artificial escisión de la realidad surge una nueva área de labor psicológica que engloba las tres anteriones: es la psicología de enfoque social.

Una carrera hacia la productividad

En nuestro caso particular son las condiciones concretas del barrio en que realizamos nuestro trabajo las que nos marcan las posibilidades, los límites y la línea fundamental de actuación. Consideramos que hemos de entender el trabajo psicológico desde la salud y no desde la enfermedad, desde la potenciación y desarrollo de las capacidades del ser humano y no desde, el tratamiento de sus desajustes, aunque también éstos deban ser abordados.

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Existen situaciones individuales como los problemas escolares, la inadaptación juvenil, la alteración de las relaciones familiares y laborales, etcétera. Por otra parte, somos conscientes de la deficiente situación educativa, del paro existente, de la exigencia de una titulación mínima para cualquier trabajo, de la falta de perspectiva: para las jóvenes generaciones y de que todo esto provoca situaciones de ansiedad y frustración en las familias y en los individuos aislados, que se manifiestan por medio del trastorno del miembro más débil de la cadena.

Esta situación refleja un mecanismo esencial en nuestro modo de vida: en una carrera si n fin hacia la productividad y el consumo se van echando a un lado a los que no pueden o no quieren seguir esta carrera. Es a partir de esta concepción como desarrollamos nuestro trabajo en la comunidad. Una de las tareas fundamentales consiste en el esclarecimiento de situaciones problemáticas, teniendo en cuenta la relación dialéctica entre salud y enfermedad. Los problemas escolares (enfermedad) son llevados desde el sujeto que los presenta hasta los lugares de la comunidad (salud) en estricta relación, como son el colegio, las asociaciones de padres de alumnos, asociaciones de vecinos, pasando por el núcleo familiar (grupos de padres), con el objetivo de transformar una problemática individual y recesiva en una situación colectiva y de avance.

Integración de los deficientes mentales

Otra de las tareas es la de poner las bases para la integración de problemas históricos actualmente marginados. En este sentido se ha creado un aula de educación especial. Pensamos que un primer paso en el proceso hacia la integración es el hecho de que los llamados deficientes mentales ocupen el mismo espacio físico (centro social) en el que también se realizan actividades tales como escuela popular de adultos, taller de cerámica, títeres, teatro expresión, etcétera. Es preciso aclarar que con este planteamiento no excluimos la necesidad de que determinadas situaciones requieran un tratamiento clinico específico. La mañera idónea de avanzar en un trabajo de este tipo sería contar con un equipo interdisciplinario (asistentes sociales, psicólogos, sociólogos, psiquiatras, médicos, pedagogos y urbanistas), unido a la dinámica de todas las organizaciones ciudadanas y partidos políticos, ya que la solución a la mayoría de nuestros problemas cotidianos no es sólo una solución técnica, si también política.

No pretendemos con este artículo presentar una alternativa a la labor psicológica, sino aportar nuestra dinámica concreta, con sus contradicciones y dificultades al debate que, pensamos, debería ir más allá de esta semana reivindicativa.

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