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Las elecciones municipales paralizan también el movimiento ciudadano

Las aspiraciones políticas de los dirigentes del movimiento ciudadano madrileño han dejado a la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos (FPAV) desprovista, casi en su totalidad, de junta directiva, lo que hace presuponer la paralización total de este organismo hasta que se celebren las elecciones.La situación de la FPAV se reprocuce en todas aquellas asociaciones vecinales cuyas juntas estén integradas por miembros de cualquier partido político. Hasta ahora, la incompatibilidad ha sido denunciada por el Partido Comunista (PCE) y la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT). precisamente, los dos partidos con más fuerza -podría decirse que los únicos- dentro del movimiento de barrios en Madrid.

Ramón Tamames, en nombre del PCE, explicó recientemente que considerarían antidemocrático mantener las compatibilidades en cuanto que esos candidatos que representaran cargos directivos en organizaciones vecinales jugarían con ventaja respecto al resto. En base a este punto de vista, Julián Rebollo, presidente de la FPAV, ha presentado ya su dimisión.

La ORT basa las razones de la datos implicados con el movimiento vecinal, durante el tiempo que dure la campaña, pasarían a ocuparse de cuestiones políticas y electoralistas en detrimento de los problemas de sus barrios. Según anunciaron a EL PAIS fuentes de la ORT, José Molina, vicepresidente segundo de la FPAV, y Fernando Martos, tendrán que dimitir por estar incluidos en las listas- que el partido presentará a las elecciones.

Sin embargo, si la FPAV queda mermada y, presumiblemente paralizada. por las aspiraciones políticas de sus directivos, donde más puede agudizarse el problemas en las asociaciones de vecinos y en las comisiones de trabajo de la rederación.

El pretexto de la dimisión en base a que, de permanecer en sus cargos actuales, los candidatos paralizarían los trabajos de los barrios no parece tener mucha base, ya que ningún partido político ha manifestado una fórmula sustitutoria que sirva para realizar el trabajo que habitualmente realizan los dir¡gentes vecinales, a no ser que consideren que son ellos mismos os que están paralizando las exigencias vecinales.

No obstante, el período electoral puede servir como etapa final del movimiento vecinal, tal y como se ha desarrollado hasta ahora, ya que todas las fuerzas políticas han coincidido en señalar que el esquema con que se mueven actualmente ha quedado desfasado. Este punto de vista ha sido defendido ya hace largo tiempo por grandes sectores vecinales, afiliados o no a partidos políticos.

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