La Federación silencia los nombres de los becados

La Federación Española de Atletismo se resiste este año a dar a conocer qué atletas van a cobrar las becas y la cuantía de las mismas. La valoración para acceder a ellas está basada en un nuevo sistema, con el que el máximo a percibir será de 40.000 pesetas. Sólo tendrán acceso a esta cifra los atletas de nivel olímpico.Esta temporada se estrena un nuevo sistema para valorar lo que cobrará cada atleta. Hay una categoría A con un mínimo de 20.000 pesetas, compuesta por los que realizaron el pasado año mínimas olímpicas; una tabla de marcas conseguidas en competiciones oficiales puede ascender la beca a las 40.000 pesetas. La categoría B está integrada por atletas clasificados en el ranking europeo, también con sus correspondientes primas, que saldrán de su rendimiento. En la tercera categoría, la C, los atletas no tendrán un fijo, sólo percibirán un dinero con arreglo a las marcas realizadas durante el año.

De esta manera se piensa en un mejor aprovechamiento del dinero que se destina a las becas, que suman unos quince millones de pesetas anuales. Antes, los atletas cobraban siempre un fijo al mes, con un tope de 24.000 pesetas. Estos eran Carbonell, Sarria, Ballvé, Páez, Rincón, Abascal, Cerrada, Sanjurjo, Mariano Haro, Campos, Lloveras, Moracho, Morillas, Cabrejas, Blanquer, Juliani, Carmen Valero y Rosa Colorado.

El que la Federación no haga públicos los nombres de los atletas becados impedirá, de cara al aficionado, establecer una categoría entre los mismos y quizá enrarezca el ambiente, ya que se jugará con suposiciones que darán lugar a equívocos y erróneas interpretaciones.

El establecimiento de las nuevas becas supone la consecución de una de las metas fijadas por Juan Manuel de Hoz cuando llegó a la presidencia, ya que se propuso ayudar y proteger a aquellos atletas que tengan especial dedicación. Su programa hablaba de la necesidad de estudiar caso por caso para «conseguir un fuerte equipo senior de acuerdo con el número de habitantes de nuestro país, el cual deberá estar entre los diez primeros de Europa y los quince del mundo», algo de lo que se está, hoy en día, muy lejos.