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Sin jugar bien, ganó el Valencia en Vallecas

Gracias a una soberbia actuación de Daniel Solsona, el Valencia consiguió su primera victoria a domicilio a costa de un Rayo, que se mostró débil en todas sus líneas y sin entidad como equipo. Sólo el penalti lanzado por Tanco le pudo haber llevado a un triunfo que no mereció, porque su rival fue superior.No se puede decir que el Valencia hiciera, ni mucho menos, un buen partido, no. Sigue sin ser el Valencia que desde el principio de temporada se espera. Entre tanta figura, en lo que sí acertó el conjunto valenciano fue en canalizar el juego a través de una de ellas. Parece que se decidieron a hacerlo por Solsona y éste lo bordó, dejando muestras de su indudable clase y del mucho fútbol que lleva en sus botas. Ocurre que, a juzgar por el juego desarrollado por el equipo, parece más lógico pensar que todo surgió como iniciativa del propio jugador -entusiasta, con ganas, con moral y con fe en sus posibilidades- que porque haya habido consenso entre figuras y entrenador. Lo cierto es que en Vallecas, salvo el citado caso de Solsona, no se vieron por ningún lado hechuras de un equipo campeón o que aspira a serlo.

El Rayo, cuyo principal defecto fue dejar suelto y a su ritmo a Solsona, no ofreció ningún relieve como equipo. Irregular en la defensa, ni aun en el primer tiempo llegó a mandar en la zona ancha del campo y se mostró -salvo un par de excepciones- inofensivo en ataque. Le faltaron siempre ideas y no mostró la suficiente fuerza y voluntad para suplir su evidente falta de técnica. Sólo Fermín, a veces, y Alvarito, tuvieron detalles que avalaban cierta categoría.

Cuando el partido estaba cayendo en un ostracismo acusado con clara apariencia de conformismo por parte de los dos equipos, surgió el problemático penalti a Marián. Inexplicablemente, Tanco lo lanzó, alto, muy alto y muy fuerte. Dos minutos después vino el gol que coronaba una felicísima y completa actuación de Solsona. Junto a él hay que decir que Felman estuvo incisivo y creó peligro en la segunda parte y Kempes tan sólo se acordó en el último minuto de que era Kempes y protagonizó una jugada que dio la talla del jugador y que de haber acabado en gol hubiera levantado al público de sus asientos. Como lo levantó Solsona en una jugada de tres driblings y un pase de tacón a Kempes. No es ninguna exageración decir que Solsona dio el triunfo a su equipo. No sólo por su gran actuación, sino porque, además, materializó el único gol del partido. Solsona en Vallecas dejó un poco en evidencia esa corriente de que es el fútbol fuerza y el del centro del campo el que hoy manda.

La calidad nunca estará reñida con lo práctico y el buen fútbol de este hombre sentó cátedra ante el poco público -que ése es otro cantar- presente en Vallecas. Al menos ahora Solsona- juega en su sitio y no en una absurda posición de extremo que casi le llevó al hundimiento en los primeros partido con el Valencia. Aunque todavía sea un problema compaginarle con Bonhoff, debe ser un respiro para él que le deje su entrenador (?) de mostrar su calidad.

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