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La Real venció fácilmente a un Rayo reservón

La Real Sociedad no ha tenido un equipo peligroso delante suyo, y el encuentro de Atocha ha sido, en general, aburrido, excepto el cuarto de hora final.El Rayo Vallecarto se ha mostrado excesivamente conservador hasta tal punto que prácticamente ha llegado a la puerta de Arconada a base de lanzamientos de faltas. Este conservadurismo ha dado, lógicamente, toda la iniciativa a la Real Sociedad, que podría haber goleado con facilidad al equipo de Eduardo González, a nada que el árbitro hubiera estado más atento a la correcta posición de los blanquiazules y que éstos hubieran afinado mejor en el momento crucial de tirar a gol.

El Rayo quiso poner como freno táctico a falta de la preparación física que desplegó en su anterior visita a Atocha, el fuera de juego con una defensa lineal a la que Fermín y Landáburu se sumaban en multitud de ocasiones. Así, el centrocampismo realista era dueño y señor de la situación y profundizaba balones que pocas veces el fuera de juego y otras más el despiste de Olavarría, y la falta de habilidad de los rematadores guipuzcoanos desbarataban. Tanco, al cuarto de hora, puso a prueba la fuerza y colocación de Arconada, al sacar una falta de forma potente y bien colocada.

Tras el gol realista, el Rayo no quiso abrir líneas, buscando la oportunidad de empatar en el contraataque, pero ni Clares, a quien ni se le vio, ni Alvarito, pudieron llegar con claridad al área de Arconada. La superioridad realista era tal que hasta el pequeño López Ufarte remató de cabeza un centro de Gaztelu (minuto 26), que lamió la cepa del poste. La misma tónica de ataque, aunque sin brillantez, fue el resumen de la primera parte Landáburu, a falta de dos minutos para el descanso, tuvo un balón propicio de Arconada, pero Gaztelu, infatigable, se lo arrebató en el choque.

En el segundo período el cuadro fue idéntico durante la primera media hora. Será Uceda, a los cuatro minutos, quien intenta sorprender desde lejos a Arconada, con un tiro fortísimo, pero el internacional realista logró desviar a córner con ciertos apuros. La cerrada defensa rayista fue superada más ampliamente en esta segunda mitad por parte de la real. Los balones se sacaban del laberinto rayista a zonas despejadas de los guipuzcoanos para intentar la profundización. Una labor de martilleo -echar para atrás el balón con el fin de agujerear más fácilmente la zaga visitante- positiva, que llevaron con mejor voluntad que acierto los blanquiazules, porque tanto Alonso como Satrústegui o Idígoras, no acertaron en el remate. A los ocho minutos será Tanco quien de nuevo vuelve a probar fortuna al saque de una falta que vuelve a ir a las manos de Arconada. Dos minutos más tarde el central vallecano recibe un pase de Nieto en profundización del lateral, que Gaztelu se encarga de despejar antes de que remate.

Tras los dos goles anulados a la Real, el agobio blanquiazul a la meta de Alcázar es atosigante. Las continuas penetraciones de Zamora, López Ufarte, Diego y hasta el central Celayeta, son constantes en busca del gol de la tranquilidad. Este pudo llegar ya a los 37 minutos a los pies de Diego, pero Alcázar anuló el tiro en una salida desesperada que rechazó también el nuevo remate de Idígoras.

A cinco minutos del final llega el gol tan esperado enjugada precisamente de ataque rayista. Tras situarse los tres delanteros madrileños en punta para recibir el balón en posesión de Nieto, Zamora logra arrebatárselo y se marcha directo hacia la puerta de Alcázar, salvando las zancadillas del lateral madrileño y las ya narradas para empujar suavemente el esférico hasta la red contraria. Un gol genial que hizo flamear pañuelos en las gradas.

Ahí se acabó lo poco que dio de sí en cuanto a brillantez el encuentro de Atocha entre rayistas y guipuzcoanos. Merece destacarse la labor de Alcázar y la de Zamora, así como anotar la actuación de un Rayo muy apagado y reservón, que dio plenas facilidades para que la Real se impusiera sin dificultad.

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