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Karpov renueva su título de campeón mundial de ajedrez

El campeón mundial de ajedrez, Anatoly Karpov, ha confirmado la posesión del título con la victoria en la trigésima segunda partida, suspeidida el martes en posición claramente ganadora. El aspirante, Víctor Korchnoi abandonó ayer sin proseguir el juego. El encuentro terminó con el triunfo de Karpov por seis a cinco, con veintiún empates.

Varios primiados ha n caído en el Campeonato Mundial de Ajedrez, que finalizó ayer en Baguio (Filipinas), con la victoria de Anatoly Karpov, dueño del título, que venció por seis a cinco, con veintiún empates, al aspirante, Víctor Korchnoi. El más importante de los récords registrados, pero que hace poco honor al juego, consiste en la serie de errores cometidos por los dos jugadores. Es muy cierto que sin el error no existiría el ajedrez, pero también es verdad que tanto Karpov como Korchnoi superaron ampliamente la cuota, normal y aceptable, registrada en otros encuentros mundiales.Korchnoi confirmó su tornadizo estilo, creando hermosas partidas para cometer después errores garrafales. En el quinto juego se le escapó un sencillo mate en cuatro jugadas, para terminar en un empate después de 124 movimientos, lo que constituye el récord de extensión para un campeonato mundial. El aspirante volvió a caer en torpezas de aficionado en la deci motercera y en la decimoséptima, cuando quiso ganar posiciones que eran claramente tablas. En la diecisiete no se apercibe de una sencilla amenaza de mate y pierde, co mo también fue derrotado en la trece. Por último, en el tercer juego logra una clara posición de ataque al rey, pero equivoca el camino y todo termina en tablas. El gran maestro soviético Salo Flohr comentó esta partida con una frase lapidaria: «Parece increíble que esta posición lleve a un empate nueve movidas más tarde.»

El campeón tuvo sus graves tropezones en, la vigésima y en la vigésima segunda, que debió ganar en la sesión de suspendidas y que terminaron en tablas. También cometió errores, pero de menor calibre, en la tercera, quinta y séptima. Por último, Karpov actuó por debajo de su nivel en los cuatro últimos juegos, de los que perdió tres y entabló uno.

Es posible que la politización de este encuentro, hecho que acontece por primera vez, haya tenido su influencia. Víctor Korchnoi (47 años) se asiló en julio de 1976 en Holanda para trasladarse a Suiza, donde reside, desde hace más de un año, en las cercanías de Zurich. Po-co después del pase a Occidente, más de treinta grandes maestros soviéticos, encabezados por Anatoly Karpov (veintisiete) firmaron un documento de denuncia en el cual calificaron al hoy apátrida de « vil traidor».

Es en esteclima que se desarrolló el «match». Todos los especialistas coincidieron en declarar favorito al campeón, pero ninguno de ellos fue capaz de pronosticar las artimanas que ambos rivales utilizarían para desequilibrar el sistema nervioso del contrincante. Los soviéticos utilizaron a VIadimir Zuckar, profesor de parapsicología de la facultad de Moscú, para perturbar al «vil traidor». Por su parte, Korchnoi se dedicó a insultar, en declaraciones a los periodistas, al campeón. Después de una larga polémica, que llegó hasta la partida décimoctava, Korchnoi logró que se prohibiera la presencia de Zuckar en la platea, donde le «hipnotizaba» -según sostenía- y que se instalara en la galería, junto con el resto de la delegación soviética, según era preceptivo.

Como detalle curioso para la historia de este cotejo sin prece dentes, debe anotarse que se cumplió el alejamiento del «hipnotizador» hasta ayer, en la partida decisiva, cuando retornó a un asiento de la quinta fila de plateas.

Sin embargo, debe registrarse que todos estos episodios, incluidos los dos gurus, practicantes de yoga, que Korchnoi incorporó a su equipo hace un mes y que motivó la protesta de los soviéticos, quienes afirmaron que con ello se «perturbaba a Karpov y se violaba el reglamento del juego », son anécdotas curiosas, sorprendentes, que nada tienen que ver con el ajedrez. Aunque, claro está, inciden en el ánimo de los jugadores. Forman parte de la llamada batalla de nervios, en la cual salió derrotado el temperamental Korchnoi.

La última partidafue ganada en forma elegante y precisa por Karpov, que no dejó respiro a su rival, con un dominio notable del proceso estratégico que condujo a la victoria. Este encuientro, que tuvo una duración de tres meses -comenzó el 18 de julio pasado-, marca el primado de duración, aunque no el de partidas, que pertenece al «match» de Buenos Aires, donde el cubano José Raúl Cap.ablanca perdió en 1927 el título frente al ruso-francés Alejandro Alekhin, en 34 juegos y 72 días de lucha.

Desde otro punto de análisis debe añadirse que Karpov es «primus inter pares», y que no llega, por tanto a la altura de su compatriota Mijail Botwinnik, ni de Capablanca, ni de Alekhin, que fueron, cada uno en su momento, verdaderos superases. El campeón, que utilizó hábil un plan conservador, en espera del error de su veterano contrincante, ha quedado en deuda con el ajedrez.

Detalle final: Karpov ha ganado la bolsa de 344.000 dólares (25.000.000 de pesetas en números redondos), mientras que Korchnoi se consolará con 206.000 dólares (15.000.000 de pesetas).

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