El PSOE ha analizado las posibilidades de una coalición con UCD
Las tres reuniones celebradas, por la comisión ejecutiva del PSOE después del verano -una de ellas con la ejecutiva de UGT- han servido para analizar las posibilidades de un acuerdo con UCD para formar Gobierno de coalición, entre otros temas del otoño político. La solución adoptada está en la línea de preconizar una «normalización democrática» a partir de la Constitución, y el análisis de los dirigentes socialistas no es favorable a la coalición con el partido centrista.
Esas tres reuniones, en las que -según las fuentes informantes- se llevó a cabo uno de los análisis más amplios y profundos realizados en los últimos meses por la dirección del PSOE, no han permitido dar una solución definitiva al tema del pacto o no pacto con UCD. Se mantiene por tanto, la política de pedir elecciones generales y recordar que las actuales Cortes son constituyentes.La experiencia de poder. Obsesiona bastante a la ejecutiva socialista la cuestión de la «experiencia de poder», que durante la campaña electoral del 15 de junio fue uno de los argumentos más utilizados por UCD. Los propios dirigentes del PSOE admiten a veces que no sabrían muy bien lo que hacer una vez estuvieran al frente de uno o varios departamentos ministeriales. La participación en un gobierno de coalición con UCD permitiría, según el análisis de la ejecutiva del PSOE, «aprender» un poco en ese terreno.
El problema del PCE. Pero también obsesiona a los dirigentes socialistas el problema que les plantea el Partido Comunista. del que piensan que pacta con UCD para lograr el poder o la Influencia de que les priva su actual debilidad parlamentaria. La entrada del PSOE en el Gobierno dejaría campo libre al PCE para organizar, a medio plazo, una política de oposición seria, y tratar así de restar poder e influencia al PSOE; a corto plazo, sin embargo, tal vez le arrebataría toda capacidad de iniciativa, puesto que ya no sería necesaria1a política de consenso. Comunistas y socialistas parecen decididos, hoy por hoy, a tratar de combatirse unos a otros, por la hegemonía de la izquierda.
La situación de las «bases». La organización de base del PSOE, algo mejor en la actualidad que en la época de las elecciones del 15 de junio en lo que a aspectos formales y materiales se refiere -a grupaciones, locales, etcétera-, sufre cada vez más las contradicciones entre la teoría y la práctica y los denominados «problemas de crecimiento».
La acumulación de capacidad de decisión en las cúspides, la implantación de unos cuadros cada vez menos discutidos desde el punto de vista técnico y la propia política de consenso han generado tensiones y alejamientos de cierta consideración. La dirección del PSOE está preocupada por este fenómeno y teme las repercusiones internas de una coalición con UCD, máxime si llega el tiempo en que necesite de toda su organización para intentar ganar unas elecciones generales.
Política de elecciones. En general, puede decirse que la ejecutiva del PSOE se resiste a gestionar o aceptar un acuerdo de Gobierno con UCD, y prefiere intentar la política de forzar unas elecciones .generales que permitan resolver la situación en uno u otro sentido.
La decisión definitiva no está tomada, y de hecho depende aún de muchas cosas, entre otras de la operación que emprenda Adolfo Suárez y de la consolidación de UCD. Por ahora, la dirección del PSOE ha decidido recurrir a este criterio: después de la Constitución es necesaria la normalización democrática; ello quiere decir que el Gobierno ha de poner a ,mación su programa, y que la oposición debe jugar su papel.
Dentro de ello, «lo más conveniente -según las fuentes informantes- serían unas elecciones generales, con lo cual se cumpliría lo que casi todos los partidos prometimos al país en la campaña del 15 de junio, esto es, que las Cortes iban a ser constituyentes».
