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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Liberación de las clases oprimidas

Frente a lo expuesto por Antonio C. Villacañas en el escrito inserto en la sección Tribuna Libre de EL PAIS del 9 del corriente, quisiera exponer mi opinión sobre el particular y la de otros muchos marxistas que, estoy seguro, piensan más o menos como yo.Es evidente que el profundo análisis que de la sociedad (y del mundo en general) efectúa Carlos Marx carece totalmente de formulaciones o ideas utópicas, puesto que se apoya en poderosas bases científicas, lo cual conduce a que el marximo obtenga, día a día, más adeptos en el seno del movimiento obrero. Además, nos ofrece su praxis revolucionaria, ya que no se conforma con darnos una explicación filosófica del mundo, sino que pone en manos de los trabajadores el método con el que lograr la transformación de la sociedad capitalista en una sociedad sin clases que conviva en régimen de igualdad y de justicia.

Mas no es precisamente una alternativa de izquierda no marxista (¿socialdemocracia?) la que va a procurar un cambio cualitativo en las estructuras socio-económicas que suponga la liberación de las clases oprimidas. La experiencia de los países del norte de Europa (RFA, Inglaterra, Noruega, etcétera) demuestra la incapacidad de ciertas fuerzas políticas para llevar a cabo transformaciones reales y efectivas, las cuales se limitan únicamente a realizar reformas superficiales que no sólo no satisfacen plenamente las aspiraciones históricas del movimiento obrero sino que perjudican su lucha como consecuencia del enmascaramiento que de las contradicciones internas del capitalismo hacen las fuerzas susodichas.

En suma, una alternativa carente de la cientificidad teórica del marxismo, claro producto revisionista, no es por tanto una alternativa de poder que desbanque al socialismo como sustituto del capitalismo decadente. Y es bien sabido que la sociedad socialista (no el pretendidamente socialista modelo soviético) es profundamente democrática y se apoya en los sólidos pilares de la ética humanista.

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