Persiste el conflicto de la Renault francesa

La evacuación de los huelguistas de la fábrica de la Renault, en Flins, realizada por dos compañías de CRS (Compañía Republicana de Seguridad), no dio lugar a incidentes. Sólo algunos slogans voceados por los obreros (una minoría de inmigrantes la mayor parte), «3.000 francos mínimo», recordaban una de las reivindicaciones que han recalentado por primera vez el clima social francés tras los comicios legislativos de marzo último.

La otra fábrica paralizada, la de Cleon, aún continúa ocupada, a pesar de que el Tribunal de Justicia autorizó la evacuación por la fuerza pública. La dirección ha adoptado la vía fuerte, suspendiendo las negociaciones y esperando que poco a poco los sindicatos «hagan entrar en razón a los ocupantes». En otras dos sucursales de la empresa, la de Douai y la de Sandouville, una minoría de los trabajadores se ha solidarizado con los expulsados o amenazados de expulsión. El resto de las ocho fábricas de Renault continúa trabajando.

El lunes por la tarde los dos sindicatos implantados en la primera firma automovilística del país mantuvieron una reunión para concentrarse con vistas a la posibilidad de que fuesen expulsados los obreros de Cleon, pero no hubo acuerdo entre la CGT, de tendencia comunista, y la CFDT, socialista autogestionaria. Las centrales, como la dirección de Renault, desearían reanudar la negociación interrumpida por la primera.