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Descontento en Cámaras de Comercio en el extranjero

La regulación legal de las Cámaras de Comercio españolas en el extranjero se caracteriza por un marcado anacronismo, en un momento en el que «parece que en España se dan cuenta todos de que las exportaciones son el motor de la economía». Esta observación se ha formulado por cuatro miembros directivos -presidente, dos vicepresidentes y secretario ejecutivo- de la Cámara Oficial Española de Comercio en la RFA.

Los señores Gutiérrez, Masia, Papenfuss y Mena han enjuiciado críticamente la actual política gubernamental en materia de dotación económica de estos organismos, cuyo principal objetivo es el de facilitar los intercambios comerciales entre los distintos países en que se crearon y España.

Según los citados directivos, el que el Gobierno haya congelado en seis millones de pesetas la dotación para este año, sin considerar la constante tendencia devaluadora de la peseta y el alza de los precios en la RFA, significa reducir en un 35% la capacidad operativa de la Cámara Española en Alemania. El problema es especialmente grave si se tiene en cuenta que este organismo debe limitarse a esta dotación y a las cuotas de sus socios, ya de por sí muy reducidas: los socios españoles pagan 3.000 pesetas al año y los alemanes 180 marcos. En total, la Cámara cuenta con 830 afiliados españoles y 384 alemanes.

Los problemas financieros de estos organismos se examinaron últimamente en una reunión de delegados de once Cámaras de Comercio españolas en el exterior, en mayo de 1977, y con esta ocasión se presentó al Ministerio de Comercio un «proyecto de reglamento general» sin que, hasta ahora, haya respondido el citado departamento ministerial en relación con su contenido.

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