La reina de Inglaterra amnistió a Noreen Winchester
La intervención de la reina de Inglaterra y una campana internacional han puesto en libertad a Noreen Winchester de veintiún años, condenada a siete años de cárcel por un tribunal de Belfast que la encontró culpable de la muerte de su padre, quien la sometía a relaciones sexuales desde que tenía once años. El caso se inscribe en las condiciones medio-ambientales de las áreas deprimidas de Belfast (Irlanda del Norte), donde el incesto forma parte de su cultura. Desde Londres nuestro corresponsal Ángel Santa Cruz ha seguido el caso hasta sus raíces.
La prerrogativa del perdón ejercida por la reina de Inglaterra ha puesto fin a Una condena de siete años de cárcel, que recayó en febrero del año pasado sobre Noreen Winchester, de veintiún años, cuando un tribunal de Belfast la encontró culpable del asesinato de su padre. Durante el proceso, Noreen explicó que desde los once años sufría los asaltos sexuales de Norman Winchester, 37 años, quien hasta su, muerte, a manos de Noreen, había estado forzándola a relaciones incestuosas, a veces en presencia de dos hermanos pequeños.Una campaña de alcance internacional, iniciada por las mujeres del Ulster y secundada en Inglaterra y especialmente en Holanda, ha hecho una bandera del caso Noreen Winchester. El propio ministro para Irlanda del Norte Roy Mason, pidió a la reina el ejercicio del perdón ante la ola de críticas levantada por la forma en que se produjo, hace catorce meses el proceso, que acabó con la condena de la joven. Hace sólo quince días, los defensores de Noreen Winchester perdieron su apelación ante los tribunales.
Un psicólogo que compareció ante el tribunal de apelación dijo que la señorita Winchester habría corrido un gravísimo riesgo de regresión a la infancia de haber cumplido la condena que le fue impuesta. Noreen, que tiene un coeficiente intelectual inferior al que corresponde a su edad, vivía en su casa de Belfast en virtual régimen de clausura, con su padre y algunos de sus hermanos pequeños. La madre está internada hace años en un hospital mental.
Noreen, que pasa una temporada de descanso en una finca de Inglaterra, ha declarado que volverá a vivir en Belfast, a pesar de que los hermanos de su padre han orquestado una contra-campaña contra ella en la capital de la provincia británica. Los hermanos de Norman Winchester no aceptan la evidencia de que su sobrina fuera forzada a relaciones incestuosas.
El Movimiento para los Derechos de la Mujer, en Irlanda del Norte, principal animador de la protesta contra el encarcelamiento de la señorita Winchester, ha declarado que «hay todavía millares de mujeres en la provincia sujetas a violencias».
Aunque especialmente patético, el caso de Noreen Winchester es sólo uno de entre la fluida crónica de sucesos que, en un país de fachada tan plácida como el Reino Unido, proporciona pasto abundante a los periódicos sensacionalistas. Los medios informativos más responsables se ocupan a diario del creciente número de mujeres que reciben malos tratos físicos de sus cónyuges o de la preocupante violencia que se ejerce sobre algunos niños, temas ambos que están pasando rápidamente a tener una dimensión política y que conciernen ya directamente a Parlamento y Gobierno.
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