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Los ingresos del petróleo británico, para reestructurar la industria y rebajar impuestos

Los ingresos derivados de la explotación del petróleo y del gas producidos en el mar del Norte se destinarán prioritariamente a modernizar y hacer competitiva la industria británica, según un libro blanco en el que también se anuncian recortes en la imposición directa, inversiones en fuentes alternativas de energía y el incremento de los servicios públicos esenciales.El proyecto gubernamental, bien acogido en general por los sindicatos y los empresarios, ha sido calificado de «manifiesto electoral» por la oposición conservadora. Algunas de sus tesis sobre reducción de impuestos están contenidas en el libro blanco. En su presentación, sin embargo, el primer ministro advirtió contra el peligro de una reducción impositiva exagerada, pero no dio detalles sobre la disminución de la presión fiscal prevista en el presupuesto que se presentará al Parlamento el mes próximo.

Los redactores del documento oficial -que es un intento de compromiso entre el sector laborista que pedía la creación de un fondo especial con los ingresos petrolíferos y el que se oponía a cualquier determinación previa de los objetivos a satisfacer- asumen la idea de que el petróleo escocés representa la «última oportunidad» para poner al día la industria de este país, en constante retroceso respecto de sus más poderosos vecinos de la Comunidad Económica Europea.

Un billón de pesetas al año

Hacia mediados de la próxima década, los ingresos por explotación del crudo y del gas británicos añadirán 6.000 millones de libras anuales (casi un billón de pesetas), calculados a precios de 1977, al producto total del país. La producción actual roza ya el millón de barriles diarios y cubre aproximadamente la mitad de las necesidades energéticas -Venezuela produce 1,6 millones de barriles por día-. Se calcula que en 1980 el Reino Unido será autosuficiente y que diez años después los beneficios del petróleo comenzarána decrecer.Todos tienen los ojos puestos en esta «década prodigiosa». El Gobierno, porque puede situar definitivamente a Gran Bretaña en la órbita de los países industrialmente avanzados. Juan ciudadano porque avizora por vez primera en muchos años la posibilidad de mejorar su nivel de vida y sentir con menos rigor el peso del creciente desempleo. Para el partido que gane las próximas elecciones, las posibilidades de prolongar diez años su permanencia en el poder son mayores que nunca.

Apoyo de sindicatos y patronales

Los objetivos délineados en el libro blanco han recibido el apoyo del secretario general de los sindicatos, Len Murray, que los considera «esencialmente correctos» y del presidente de la Confederación de empresarios británicos (CBS), señor Greenborough, quien, no obstante, ha expresado sus reservas sobre lo que prevé un insuficiente alivio fiscal y una excesiva intervención del Gobierno en la fijación de los sectores industriales que habrán de recibir asistencia prioritaria. Se conoce el «qué», pero falta el «cómo».Específicamente, el documento del Gobierno, presentado con gran aparato escénicó por la plana mayor del partido gobernante, contempla inversiones selectivas en la industria y un apoyo especial a las empresas nacionalizadas, incremento de los fondos destinados a la conservación energética y a la investigación sobre nuevas fuentes, reducción de los impuestos directos, y mejora de servicios públicos esenciales, entre ellos las comunicaciones, y la reconstrucción de zonas suburbiales ciudadanas.

Medios económicos londinenses consideraban ayer que en el plan económico del señor Callaghan hay implícita una devaluación de la libra. El valor excesivo de la divisa británica es en la actualidad una de las causas fundamentales de la escasa competitividad industrial exterior y un obstáculo a la canalización de inversiones hacia el sector exportador.

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