Insoportables sensatos
Y después de darle tantas vueltas y revueltas a lo de las pagas extraordinarias -que me parecen francamente encantadoras-, ¿no se les ocurre a ustedes, señores míos, que no sólo de pan vive el hombre? Si esas pagas se retiran -un suponer-, y se incrementa el sueldo, asimilándolas, todo caerá en el pozo y se lo tragarán los artículos de primera necesidad. Y ya no habrá para veraneos, ni para Reyes Magos, ni para el gran caprichazo del nene, de la niña o de la mamá... ¡Espantoso! Porque ya se sabe que los ingresos se hacen a los gastos y los gastos se amoldan a los ingresos. Pero llega la hora de la ilusión. Y...,¡ Eureka!, ¡para eso tenemos la paga extraordinaria! Se compra el abrigo de piel, la bicicleta de la niña, la excursión a Gredos o a París. Y viva la vida. En cambio, insoportables señores sensatos, que pensáis con la cabeza fríamente -porque no tenéis un ápice de fantasia-, haced que nos retiren las milagrosas pagas extraordinarias; sí, que nos las incorporen al sueldo, que éste sea más justo y equitativo, claro... ¿Y qué? ¡A morir!
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