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El Hércules facilitó las cosas a un Madrid desacertado

Con su triunfo en Alicante el Madrid ha recompuesto algo su imagen de líder arrollador, un tanto deteriorada tras su derrota en Cádiz y su triste victoria sobre el Rácing. Sin embargo, su juego ante el Hércules no fue bueno, y la debilidad técnica, táctica y física del equipo alicantino contribuyó al resultado más que el propio juego del Madrid, que acusó ausencias y cometió errores.En el primer tiempo el Madrid pecó de ver el partido demasiado fácil. Se enfrentaba al último de la tabla, agobiado por cuatro negativos, y para mejorar sus perspectivas se encontró con un gol de doble carambola en su primera jugada de ataque. El campo estaba en muy malas condiciones -pelado y Reno de baches- y no invitaba al recreo con la práctica del fútbol, por lo que el Madrid pareció decidirse por el camino de la comodidad. Dejó las iniciativas al Hércules y jugó a la contra, pero con excesiva pereza en bastante hombres. Entre eso y que le faltaba algún titular importante, el líder ofreció una pobre versión de sí mismo. Enfrente, el Hércules confirmaba con su juego su clasificación en la tabla y era incapaz de ligar fútbol. Sus únicas armas eran los descuidos de la media madridista en el marco de, las galopadas de Saccardi -jugador de presencia en una amplísima zona del campo- y la habilidad de Barrios para ayudarse de recursos antirreglamentarios en la lucha individual con Sol, que se vio muchas veces desconcertado. El batallar de Aracil y Charles no servía de nada y las continuas cargas de ataque del Hércules rara vez llevaban peligro. El Madrid, bien en los laterales -buen ensayo el del goleador Isidro en esa demarcación- perdía sus contraataques por la falta de inspiración de Juanito y Aguilar y por los muchísimos pases fallados de Del Bosque, y el espectáculo resultaba, en conjunto, muy pobre.

Pese a todo subsistía la emoción, sobre todo a partir del gol del empate del Hércules -al que contribuyó Miguel Ángel-, y hasta pudieron los alicantinos ponerse en ventaja cuando Castronovo recogió un balón suelto en el área y lo estrelló con fuerza en el palo. Pero el Hércules, aparte de no tener grandes virtudes técnicas ni unos recursos tácticos adecuados -jugó siempre un cuatro -tres- tres monótono, sin más fantasías que el periódico cambio de banda de sus extremos-, no poseía tampoco grandes reservas fisicas. En el segundo tiempo, cuando quiso forzar en busca de la victoria, el Madrid reapareció sobre el campo y, sin emplearse mucho, comenzó a producir peligrosas jugadas de ataque, con cierta frecuencia. Santillana, primero, y Stielike, después, acertaron con los goles, que pudieron llegar también en estas jugadas. Poco a poco, la fuerza y la superior calidad del Madrid le habían hecho quedarse solo en el campo. y el buen trabajo de Guerini, acertado esta vez, y de Stielike, cuyo poderío fisico se notó especialmente en esta segunda parte, por el agotamiento de los rivales, le fue suficiente para anotarse su quinta victoria en la Liga, con la ayuda, claro, del buen momento rematador de Santillana, que ya lleva siete tantos fuera de casa. Sólo cinco minutos antes del final, y cuando el Madrid, indiferente, esperaba la hora de retirarse a los vestuarios, consiguió el Hércules hacer un poco más digna su derrota gracias a un penalti tontorrón. En definitiva, diez positivos ya para el Madrid y seis negativos para el Hércules, que empieza a rozar la zona de la desesperanza.

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