Victoriano de la Serna toreó como para reaparecer
El festival organizadopor Manolín Villaverde, mayoral de la plaza de Carabanchel, tuvd gran interés. Los novillos de Enrique García, con fuerza y bien presentados; el sexto, con trapío de toro. Los cinco primeros, jaboneros de cápa, denotaban su procedencia Veragua. Desiguales dejuego, tres nobles y tres difíciles, dieron emoción y variedad al festejo.Victoriano do la Serna, muchos años apartado de los toros, toreó como para reaparecer. Verónicas iniciales, templadas, en las que ganó terreno en cada lance, para rentatar en los medios con una media torerísima. Un recorte, capo te al brazo, fue una maravilla. Luego hizo una faena reposada y torera. Hondo en los pases de pecho; naturales de frente, y sobre todo, una serie con la derecha, cargada la suette, de gran temple y hondura. Muletazos a dos manos y elegantes remates.
Plaza de Carabanchel
Festival taurino a beneficio de la parroquia de San Roque. Seis novillos de hijas de Enrique García: Bien presentados, los cinco primeros de pelo jabonero, nobles primero, tercero y quinto, peligrosos los otros tres.Victorino de la Serna: Vuelta. El Inclusero: Palmas. Serafín Payá: Vuelta. Chocolate: Palmas. Morenito Alcázar: Oreja. Ernesto Barrera: Silencio. Picaron los seis novillos, Angel Trinidad y Antonio Pinilla, con general acierto. Muy bien con las banderillas, Martín Recio, y en la brega, Alberto Diaz.
El Inclusero, con un manso de solemnidad, que punteaba con peligro por ambos pitones, estuvo discreto con la capa. Realizó un trasteo inteligente y eficaz, de torero lidiador y con oficio.
Serafin Payá, torero novel de reciente alternativa, se mostró voluntarioso con la capa, fácil banderillero clavé dos pares. En su faena dio estimables muletazos con ambas manos y estuvo breve con la espada.
El prometedor novillero Chocolate, estuvo bien con la capa y realizó una faena de calidad en dos series con la derecha. Torea con temple y empaque. Tuvo mérito pues el noviflo se vencía con peligro por los dos pitones.
Morenito Alcázar, hizo una faena tremendista, sin calidad, que llegó al público por sus alardes efectistas. Mató de fácil y certero espadazo.
Ernesto Barrera, novillero debutante de Zaragoza, mostró poco oficio y bastante hizo con quitarse de encima al peligroso novillo.
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