"EI Lute" no guarda rencor
Pregunta: ¿De qué han hablado con el director?Respuesta. Ha estado muy cortés, correcto y sin ningún impedimento, sin la presencia de ningún funcionario en el locutorio de jueces, los tres solos, como usted sabe. Con Eleuterio hemos hablado de todo lo divino y lo humano; en definitiva, de todo lo que nos interesaba a nosotros dos y a él.
P. De esta entrevista, para Camilo José Cela, ¿qué ha sido lo más pintoresco, lo más anecdótico, lo que más le ha llamado la atención? En definitiva, ¿lo más humano?
R. Anecdótico y pintoresco son los objetivos de los que habría que prescindir hoy. Lo más humano, sí; lo más humano ha sido la presencia de este hombre, con sus gafas de intelectual, su atuendo personal, pulcro y atildado. Y su facilidad de expresión, su exacta y ceñida palabra en múltiples circunstancias en que no era demasiado fácil acertar como acertó con ellas.
P. ¿Cómo lo ha encontrado, qué huella cree que le ha producido la cárcel?
R. No lo sé. Es difícil juzgar esto en una única entrevista, aunque sea tan amplia como la que hemos que creo es que no está nada resignado, lo cual es muy saludable. Tiene muchos deseos de luchar y de incorporarse a la vida de la sociedad. Hasta qué punto este diagnóstico mío sea cierto o falso, ya no me incumbe.
P. Usted había oído hablar de el Lute... Pero también Eleuterio Sánchez conocía a Camilo José Cela, a la vista de la conversación transcrita.
R. A mí me emocionó cuando me dijo que en sus peores momentos, y estando en una celda de castigo, se sintió liberado leyendo dos libros míos de viaje (que no sé como se las arregló, los llevaría escondidos). Uno es Viaje al Pirineo catalán, que citó erróneamente al quererse referir a Viaje al Pirineo de Lérida, pero precisamente este error demuestra la veracidad de su lectura, puesto que yo me refería al Pirineo leridano. El otro libro del que habló fue mi Primer viaje andaluz. No me citó Viaje a la Alcarria, que yo esperaba que me citara, y esto me alegró. Me causó una impresión profunda. Claro, no se me nota mucho, porque, no sé... yo no soy muy de que se me note, pero sí me la causó.
P. Cela quizá haya escrito sus libros de viajes para viajeros. Pero, ¿había pensado alguna vez en la capacidad evasiva que contenían sus libros, precisamente para los presos, para los que no pueden viajar?
R. Quizá pueda planteármelo alguna vez, pero nunca de manera rigurosa. Pero hoy sí me lo desvelé Eleuterio.
P. De alguna manera se ha convertido en cómplice de una evasión; la de una cinta magnetofónica con la conversación íntegra en la prisión cordobesa.
R. Gozosamente. Y espero que no puniblemente.
P. Como senador, le preocupa la situación de los presos en las cárceles españolas. ¿Ha podido detectar, aun cuando sea someramente, cuál es esa situación?
R. La situación hay que pensar que es mala. Ahora bien, no peor que otras situaciones paralelas en España, que también necesitan arreglo. Y en cuanto al posible arreglo que tenga esta situación penitenciaría, que yo considero necesaria, esperamos a que sea designada formalmente la comisión a la que no pertenezco; perdón, a la que no pertenezco por ahora. Entonces podremos hablar con un poco más de conocimiento de causa y de autoridad.
P. El hecho de que dos senadores penetren en una cárcel, para hablar con un preso que se ha venido llamando común, es significativo. ¿Ha notado si su visita y la del senador Martínez Bjorkman ha servido como revulsivo, como estímulo?
R. Yo creo que si. Ahora, no sabría qué palabra usar. De consuelo, no, porque es una palabra muy caritativa y muy estúpida. De ánimo, no sé hasta qué punto. Pero de saber que no está solo, y que en la calle hay personas que tenemos un puesto político determinado y que, con buena voluntad, tratamos de enfrentarnos con los problemas que tiene el país, creo que sí le habrá servido a Eleuterio.
P. ¿Cree que el Lute ha encontrado su camino?
R. Es muy probable que sí. Ahora veremos hasta qué punto él y la sociedad, recíprocamente, se permiten que lo maduren y que lo realicen.
P. ¿Guarda rencor Eleuterio?
R. No me lo pareció. Al contrario, lo encontré muy vital y muy activo, y ni la vida ni la actividad son rencor.
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