Libertad de asociación
Corren estos días dos rumores sobre futbolistas profesionales. Uno se refiere a los nacionales y otro a los extranjeros. Este último sí parece tener má visos de realidad y, al margen de su confirmación tras la conversación Castejón-Porta, no sería, en ese caso, demasiado negativo. El cierre de las frontera a los futbolistas extranjeros, para evitarlos dispen dios económicos excesivos, no va a perjudicar tanto al fútbol español. Al fin y al cabo, tiempo ha tenido éste de superarse en los últimos-años con su pre sencia y no lo ha litcho. Quizá haya sido porque tampoco ha venido ningúnjugador del otrojueves a cambiar nada desde los Di Stéfano o Kubala.El rumor más grave, y sencillamente porque parece claramente lanzado por alguien que quiere boicotear la balbuciente Asociación de Futbolista Profesionales, es el de la inminente huelga de éstos. Resulta muy extraño, desde luego, que antes siquiera de que se planteen las bases de la futur asociación, los futbolistas quieran realizar un acto de fuerza. Lógicamente sería contraproducente y correrían el grave peligro de matar su gallina de los huevos reivindicativos.
Parece sintomático, en cambio, que en los esta-mentos federativos, y también en los clubs -al menos en determinados clubs- la idea de la. Asociación de Futbolistas Profesionales no haya sentado nada bien. Es la eterna canción. El deporte del balón redondo quiere, por un lado, dar la imagen de democrático y liberal, pero, por otro justamente la contraria. La de los que ven en esta unión de profesionales un peligro de que se acabe su «libertad para hacer de su capa un sayo ». ¡Bonita «libertad»!
Ojalá de una vez los árboles dejen ver el bosque de su interés a los únicos protagonistas del tinglado de la antigua farsa. Si se sobrepasan, que ese es ya otro cantar, tiempo habrá de llamarles al orden. Pero parece un sabotaje premeditado el que se les quiera mostrar como «salvajes desmandados» antes de poner las velas al pastel.
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