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El deporte nacional, al borde del colapso

La situación de provisionalidad en que se mueve el máximo organismo del deporte nacional -el Consejo Superior-, está dando lugar a un colapso en toda la actividad deportiva del país. Las federaciones y organismos deportivos sufren estos días graves problemas en su funcionamiento a causa de los trámites de la Comisión de Transferencia, encarga da del trasvase de todas las competencias de la anterior Dirección General, -antes Delegación Nacional-. La parálisis administrativa y la discordia se han adueñado del deporte en todo el ámbito nacional.

Hasta el último mes de abril el deporte dependía de la, Delegación Nacional de Deportes -DND- y ésta, a su vez, de la Secretaría del Movimiento. En abril se creó la Dirección General de Deportes, dependiente del Ministerio de la Presidencia. Recientemente tuvo por fin lugar la creación del Consejo Superior del Deporte, integrado en el Ministerio de la Cultura. En España, por tanto, el máximo organismo deportivo ha cambiado dos veces de nombre en pocos meses, y ha sufrido igualmente dos traslados de Ministerio.La clave del problema puedo estar ahí. Los funcionarios de Secretaría del Movimiento que manejaban la Delegación pasarán a ser funcionarios del Ministerio de la Presidencia para llevar la Dirección de Deportes, y hoy han sido reconvertidos en funcionarios del Ministerio de Cultura. Los trasvases han sido especialmente difíciles a causa de lo irregular de la situación laboral de muchos de estos funcionarios. Gran parte de ellos son militares, y algunos de ellos funcionarios al propio tiempo de algún otro Ministerio. Eso da lugar, a la hora de clarificar las situaciones -cosa que desea hacer la Administración actual- a incompatibilidades y toda clase de problemas. No se reconocen antigüedades, ha habido despidos, se dejaron de pagar horas extraordinarias hace ya algunos meses -el funcionamiento de algunos aspectos de la vieja DND estaba montado sobre esas horas extraordinarias- y se ha dado lugar con todo ello al desconcierto y descontento generales.

Sin nombramientos oficiales

Eso en lo que se refiere a la base. Por arriba, las cosas no están claras. Hoy, la única firma reconocida es Benito Castejón, director del Consejo, porque sólo su nombra miento es oficial. Los hombres en principio designados como colaboradores inmediatos son Florencio Noriega, como secretario general -segundo de a bordo-; Jesús Belzunce como subdirector de Deportes; Marcos Becerro como subdirector de Educación Física y Promoción; Héctor Gutiérrez como subdirector de Equipamiento, y José María Cagigal como subdirector del INEF. Pues bien, ninguna de estas cinco personas ha recibido aún nombramiento oficial -éste tiene que venir del Consejo de Ministros-, y por lo tanto sus respectivas firmas como responsables de esos departamentos no tienen validez. Esa falta de firmas reconocidas detiene muchos asuntos.

Otro problema surge en torno a estos cargos. Todos ellos tienen categoría de subdirectores generales. Sólo José María Cagigal y Héctor Gutiérrez son funcionarios del Estado. Los otros tres, no. Al cargo de subdirector general sólo pueden optar funcionarios, y el hecho de que en principio hayan sido designados tres hombres que no lo son ha hecho que se alzasen voces en contra y a la hora de refrendar esos nombramientos pueden surgir problemas. En el Ministerio de Sanidad ha ocurrido esto con el nombramiento para subdirector general de alguien que no era funcionario. El subdirector general es un cargo administrativo, no de confianza.

Sin dinero

Por si todo ello fuera poco, ocurre también que el Consejo Superior ya no dispone del dinero con la misma fluidez que antes, porque lo interviene Hacienda. Eso hace que el Consejo no pueda facilitar a las federaciones las cantidades de dinero que éstas precisan. Donde no hay harina, ya se sabe, todo es mohína. Las federaciones están descontentas en su mayoría, y a las pegas de ese doble trasvase se añaden ahora las propias de esa discordia naciente. Las federaciones, además, están con la mosca detrás de la oreja. Castejón anuncio que no ambiciona éxitos, sino trabajo de base, que no quiere volcar un gran esfuerzo en la élite, y pidió que no se espere nada de los Juegos de Moscú. Deportes como piragüismo, vela, tiro, hockey hierba, balonmano y baloncesto aún confían en que se les apoye, porque se las estima en condiciones de ofrecer algo. Pero el resto está contra Castejón por ese mero anuncio de no favorecer a la élite.

Cada decisión del director del Consejo acarrea una ola de críticas, muchas de ellas ya públicas, y las polémicas van siendo cada vez más encendidas. Alguna decisión de Castejón, como la de canalizar el deporte escolar a través de una sociedad privada -él justifica esta decisión por la falta de personal en el Consejo y en las federaciones para hacerse cargo de esta tarea, que antes llevaba a cabo la Delegación Nacional de la Juventud ha sido especialmente criticada. Otra de las razones de crítica es su actitud hacia el INEF. Parte del personal del mismo está siendo trasladado al Consejo, y se especula con la posibilidad de que Castejón, receloso de la elevada personalidad de Cagigal, desee restar persibilidades al INEF.

Unas cosas se han ido amontonando, pues, sobre otras, y hoy cabe decir que el naciente Consejo es por el momento un ente inútil e impopular en los ambientes del deporte. La situación actual acaso haya sido inevitable, acaso sólo sea el pago inaplazable del estado de cosas anterior en el deporte, que era una monumental chapuza. Esa situación debía ser corregida antes o después, pero lo cierto es que son muchos los que piensan que el tránsito podría haberse hecho con un precio menos alto, sin necesidad de esta situación de caos actual. Lo que es tanto como pensar que Castejón no era el hombre ideal para llevar a cabo esa transición.

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