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Mal encuentro de los debutantes de Primera

El Rayo Vallecano desperdició el domingo una inmejorable oportunidad de debutar en la División de honor con una victoria a domicilio sobre el otro debutante, el Cádiz. El regalo gaditano del gol en propia meta pudo ser enmendado a última hora por el tesón que derrochó la delantera local, y que le valió dos oportunísimos goles.El encuentro fue de pésima calidad técnica por ambos bandos, si bien es cierto que el fuerte viento que sopló durante los noventa minutos perjudicó mucho a los dos equipos. El Rayo saltó al campo a defender el empate inicial y, para ello, sólo dejó adelantados a Alvarito y González, y amontonó hombres en la zona media del campo, de los que el único que parecía no sobrar fue Fermín. Rial no tuvo su día, Landáburu no acertó a ordenar el juego, y Nieto estaba mucho más ocupado en destruir juego que en crearlo. En la parte de atrás, Uceda, en su demarcación de líbero, estuvo siempre al quite ante los apuros que pasó Luna para sujetar el rápido y hábil Villalba, y para despejar en última instancia los centros de Carvallo, que una y otra vez buscaban la cabeza del rematador Baena, un hombre muy acertado con la cabeza.

El dominio territorial perteneció, lógicamente, a un Cádiz lanzado a agujerear de alguna manera la tupida red de defensores vallecanos. Sin embargo, la rapidez que demostró Alvarito en las escasas pero peligrosas internadas, y a su vez los tremendos fallos defensivos gaditanos, hicieron que el equipo de Eririque Mateos estuviese muy encogido en el centro del campo y no se lanzase a un ataque mucho más codicioso hasta diez minutos antes de terminar el encuentro. Tras el gol en propia meta de Canito, al que no fue ajeno el fuerte viento, el Rayo pareció serenarse. Fermín se olvidó un poco más de marcar a Carvallo, y propició algunas internadas que llegaron bien a González y a Alvarito, pero que, en última instancia, no tuvieron rematador.

Tras el descanso, el Cádiz volvió con más fuerza a la carga, después de esa rotura de ritmo que le supuso el gol encajado y la mayor serenidad visitante. Miguel Angel, que no supo deshacerse de su marcador, fue sustituido por Escobar, e inmediatamente Héctor Núñez, entrenador rayista, respondió con otro cambio encaminado a reforzar aún más la labor defensiva, ya con la única idea de mantener esa ventaja regalada por el Cádiz; Francisco sustituyó a Fermín para encargarse de tareas exclusivamente defensivas. Los restantes minutos del partido fueron de afirmación gaditana, aunque en un par de ocasiones sendas internadas de Alvarito volvieron a descubrir fallos defensivos, especialmente de Lobato y Canito, y que, en última instancia, resolvió Barrachina, el mejor con mucho, de toda la zaga gaditana. La salida de Alvarito, lesionado, fue la señal de que el peligro atacante había remitido; Lobato, su marcador, se fue al ataque, y ya la presión del Cádiz fue total. Comenzó una guerra de nervios que a punto estuvo de provocar un enfrentamiento entre los banquillos; Mateos hizo un show de saltos y gritos en la banda y a Héctor Núñez no debió gustarle lo que se dijo. Los apaciguadores estaban atentos y el enfrentamiento personal no llegó.

En este clima discutieron los diez minutos finales, en los que el Cádiz consiguió sus dos goles entre el delirio general, un desahogo lógico después de ochenta minutos de sufrimiento e impotencia ante el marco de Alcázar.

La emoción final hizo olvidar un poco el solemne aburrimiento del resto del encuentro, un partido típico de inicios de temporada que ofreció un fútbol de lo más pobre y que obligó a recordar el encuentro Rayo-Cádiz de la temporada anterior, que fue, con mucho, mejor que el que brindaron el domingo los dos debutantes de Primera División.

Mateos, incómodo

Al final del encuentro, Enrique Mateos, declaró que presentaría su dimisión si en 48 horas no se soluciona la actual situación del Cádiz. Como se recordará, el jugador Ibáñez fue sancionado por el club y Cenitagoya apartado del equipo. A esto hay que añadir el deseo del chileno Carvallo de abandonar el club si no gana más dinero.

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