La próxima asamblea del fútbol español, simulacro de la democracia

La asamblea general del fútbol español, que se celebrará el día 8, según los estatutos de la Federación, es el cuerpo deliberante de alto gobierno de dicho organismo, a quien compete realizar la función legislativa. Cualquier modificación que se adopte tiene que ser aprobada por la mayoría de los asambleístas, excepto cuando los acuerdos se refieran a los estatutos y reglamento y a las competiciones oficiales de carácter nacional, para lo que se requiere el «quorum» de las dos terceras partes.La fórmula de los acuerdos se realiza a través de la correspondiente votación. Los miembros de la asamblea general con derecho a voto son: los componentes de la junta directiva, diecinueve en, total hasta esta temporada, y que el día 8 se verán aumentados a veintiuno, con cinco votos cada uno; los presidentes de las federaciones regionales, dieciocho en total, que se reparten el 36 % del total de los votos de la asamblea, distribuido proporcionalmente entre cada una de ellas, según el número de clubs que posean; los dieciocho clubs de Primera División, con diez votos cada uno, a los que determinados clubs deben añadir otros votos adicionales, según los títulos conseguidos, y que no pueden pasar de veinticinco. Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Valencia y Athletic de Bilbao tienen, por tanto, 35 votos cada uno, el Sevilla, treinta, y el Betis y el Español, veinte.

También tiene derecho a voto los clubs de Segunda División, veinte en total, a los que les corresponden ocho votos a cada uno, con la excepción del Zaragoza, que, con sus títulos obtenidos, tendrá un total de dieciocho votos. Los cuarenta equipos de Segunda «B» tienen tres votos cada uno, con la excepción del Real Unión de Irún, que contará con dieciocho votos, también debido a los títulos conquistados. Y los 120 equipos de Tercera División tendrán un voto cada uno, cuando el año pasado, que eran ochenta, les correspondidos a cada uno.

También tienen derecho a voto los presidentes de los Comités Nacionales de Arbitros y de Entrenadores, así como el representante de las Agrupaciones Profesionales de Jugadores. Contarán con cincuenta cada uno, cuando el año pasado sólo eran cinco.

Como se puede comprobar, en el fútbol español predomina una democracia especial. Existen categorías a la hora de las votaciones, cuando hay que decidir algo. La democracia falla por principio, ya que existen diferencias entre los equipos de la misma categoría. La discriminación existente, quiérase o no, influye decisivamente. Los dieciocho equipos de Primera División tienen más votos que los 120 de Tercera División.

En la pasada asamblea general se realizó un pequeño intento de llevar la democracia a estas «cortes del balón». Se decidió que en aquellas cuestiones concretas de cada categoría los acuerdos se adoptarían con la única intervención de los clubs pertenecientes a cada división por medio de un voto cada uno.

Temas como la elección de presidentes de clubs, modificaciones sustanciales de estatutos y reglamento, regulación económica-administrativa de los clubs, nueva fórmula de designación de árbitros y Comité de Fútbol Profesional, se decidirán por esa discriminatoria repartición de los 1.568 votos de la asamblea general. El estamento federativo: directivos, federaciones regionales, comités de árbitros y, entrenadores, así como las agrupaciones profesionales de jugadores, unidos, unos por dependencia y otros por designación a dedo, suponen más del 51 %. Es decir, ni los propios clubs podrían ganar al estamento federativo, aunque se lo propusiesen.

Pero la democracia futbolística falla desde el principio, desde su base, desde el mismo momento que no existe sufragio universal y, sobre todo, ante el olvido y hasta el desprecio que con él se obra con el jugador de fútbol, el principal protagonista de este deporte. ¿Quién defiende y representa al jugador ante esas «cortes del balón»?