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Hoy comienza el Tour de las contra-reloj

El Tour, que comienza hoy, tendrá muchas ausencias de corredores importantes, pero curiosamente superará en kilometraje y premios a ediciones anteriores. El recorrido no será tan duro, pues la montaña se ha acortado para aumentar los tramos contra reloj -se pensaba siempre en la presencia de Maertens y Moser- y los premios subirán a un total de dieciocho millones de pesetas, por dieciséis de la anterior edición, aunque una vez más sin fijos de salida. El vencedor de la prueba el día 24 en París ganará un aparmento en Seignosse-le-Penon, costa vasca. Van Impe, en 1976, consiguió otro en Merlin Plage, lugar de salida del pasado Tour.

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La presente edición del Tour, que hoy se pone en marcha en Fleurance, tendrá 4.118,50 kilómetros, divididos en veintidós etapas y la prólogo de hoy, aparte de dos días de descanso en Burdeos y en la ciudad alemana de Friburgo. Así se completarán las jornadas hasta la llegada el día 24 a París, nuevamente en los Campos Elíseos. Dado que el límite máximo reglamentado por la Unión Ciclista Internacional en cuanto a recorrido de las grandes carreras por etapas es de 4.000 kilómetros, el Tour ha debido pedir permiso para llevarlo a cabo.En realidad, para que el Tour se pueda convertir en una verdadera Vuelta a Francia sin exceder del kilometraje fijado, la organización ha recurrido una vez más al sistema de las neutralizaciones, que, por otro lado, le interesan. En efecto, los ciclistas pedalearán sólo 3.292,5 kilómetros, y el resto, hasta los 4.118,5, o sea 826, corresponderán a los tramos que deberán recorrer transportados por carretera, tren e incluso avión -por los seiscientos, según se puede apreciar en el mapa de ruta entre Charleroi y Friburgo- A la organización le viene estupendamente el sistema, pues así cobra más «fijos» por las localidades de llegada y salida de las etapas. Esto sucederá en esta ocasión ocho veces. Al ser «mitad» del espectáculo el precio a pagar por cada una será de un millón y medio de pesetas. Además habrá otras seis etapas divididas en dos sectores; doce ocasiones más para sacar dinero a ciudades,

Si la ciudad es punto de llegada y salida a la vez, como ocurrirá este año con Vitoria -en España el Tour ya había llegado a Seo de Urgel-, la cantidad a pagar es de dos millones. Este paso del Tour por España, que se producir á en la tercera etapa, el próximo domingo día 3, ha sido por obra y gracia del interés de Kas, cuyas relaciones con la organización del Tour siempre se han mantenido excelentes. Para compensar las economías habrá televisión en directo ese día. Lo que parece claro es que la organizac ión de la carrera francesa nunca pierde dinero con sus exigencias a equipos y ciudades. Fleurance, por ejemplo, ciudad salida del Tour, con sólo 10.000 habitantes y sede de la Asociación Francesa para la Defensa de la Naturaleza, en el centro del primer departamento agrícola y pionero de la dietética, desembolsará más de cinco millones. El que después compense la publicidad realizada, ese es otro cantar. A las ciudades sí, pero a los equipos, si los triunfos no llegan, el negocio parece ruinoso.

De ahí que haya firmas, como los helados Miko, que aparte de patrocinar un equipo, lo cual le supondrá los, dos millones de pesetas de rigor por salir, patrocinará el maillot amarillo diario y los premios finales de la clasificación general. Por tres millones más tiene asegurado que su nombre salga en televisión diariamente con las imágenes del líder del Tour. El total de su inversión publicitaria en el Tour superará, pues, los cinco millones de pesetas. Desde luego sería bueno que un corredor de su equipo, Zoetemelk, por ejemplo, lo ganase y así al menos el premio más importante, un apartamento en la urbanización veraniega atlántica de Seignosse-le-Penon, valorado en millón y medio de pesetas, «quedaría en casa». Este premio se repite y el año pasado lo ganó Van Impe.

Todo en el Tour es publicidad, aunque cada año las dificultades aumenten. No se puede olvidar que al mando de Félix Levitan, el cerebro de la organización, funciona todo el año y una oficina que trabaja en busca de que la carrera sea rentable, y se puede calcular en cerca de mil millones de pesetas el dinero movilizado.

El Tour siempre ha querido, como el Giro, aunque éste ha tenido más problemas por la situación geográfica italiana, más aislada, ser una carrera «europea». Este año no sólo recorrerá Francia, sino que entrará en cinco países límítrofes. Tras la novedad casi absoluta en la historia del Tour de que los corredores se enfrenten casi sin rodaje a los Pirineos más fuertes en la segunda etapa -Aspin, Tourmalet y Aubisque, tres puertos clásicos entre Auch y Pau, aunque la meta después esté a setenta. kilómetros del último-, la carrera entrará en España. Subirá después por la costa atlántica, iniciando así la vuelta al país en el sentido de las agujas de un reloj, y llegará a los Alpes -cruzando de paso Suiza, Alemania e Italia- en las etapas quince, dieciséis y diecisiete. Esta última, con final en Pla d'Adet, Alpe d'Huez -sólo habrá en el Tour otro final en cuesta, por cinco de 1976-, puede ser tan decisiva como el año pasado, pues será la última dificultad montañosa de entidad en un Tour mucho más suave que ediciones anteriores.

Lo que este año se ha superado es el aspecto de etapas contra reloj, pues Levitan lo había pensado sin duda para que especialistas como Maertens y Moser compensaran sus retrasos en la montaña. En total serán seis sectores con 109 kilómetros, cuatro por equipos, y trece, novedad, de subida en, Avoriaz. De cualquier forma, con las ausencias ya citadas, la situación se presenta con todas las interrogantes. La lucha tanto contra reloj como en montaña se planteará entre los nombres jóvenes o semiveteranos, aún no consagrados como grandes figuras, y ese Merckx, por ejemplo, en plena cuesta abajo de su carrera. Por una vez, quizá sea bueno que a priori la incógnita de la carrera y la lucha, presidan una edición que ha tenido quizá más problemas que nunca, porque en lugar de «supercarrera», la economía actual le ha hecho perder el aumentativo. En el Tour, naturalmente, habrá control antidoping, supervisado por el comisario de la Unión Ciclista Internacional, el holandés Houben. Diariamente se recogerán dos tomas de orina en frascos diferentes -para el análisis inicial y el posible contraanálisis- y serán enviados al Laboratorio de Toxicología de París. Los resultados, como curiosidad, se darán a este mismo comisario, pero no por nombres, sino por números y con un intermediario importante: Félix Levitan.

Si tenemos en cuenta que debido al nuevo estimulante Stimul, comercializado con el nombre de Deltamina, dos de las principales atracciones del actual Tour, Thevenet y Merckx han dado ya esta temporada positivo en los controles de la Paris-Niza y de la Flecha Valona, respectivamente, resulta muy sospechoso con la «intervención Levitán» que se dé a conocer durante el Tour un positivo.

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