Los toros de San Isidro, mejor presentados que en 1976
Viene la corrida menos pareja y a su vez menos gorda que el año pasado. Recordemos que entonces sacó mucha casta, pero entre las carnes de sobra, por un lado, y que les pegaron a modo los del castoreño, por otro, en el último tercio se paraban. Los cárdenos de Hernández Plá, este año justos de trapío, pero serios, son también galgueños, finos de cabos, degollados y nos pareció apreciar algún lunanco, si bien este extremo es relativo, pues las posiciones de las reses podían dar la engañosa impresión de una inexistente descompensación de caderas.Astifinos no son, ni mucho menos. En general, en las siete corridas hasta ahora expuestas en el Batán, es muy dificil ver una cabeza astifina. La mayoría son de desarrolladas defensas, tiran más a cornalones -sin aparato, salvo excepciones- que a cornicortos, pero predominan los romos o mogones, y hay muchos astillados y escobillados.
«¡Trampa, trampa! -clamaba uno desde su afición y su suspícacia- ¡Están afeitadosl» Quizá no, a buen seguro que no. Acaso fueran hormigones (puntas que quedaron romas a causa del hormiguillo), ese rascarse en los árboles, en las rocas y en la tierra, que es característico en los toros aquejados de comezón en el cuerno. Mas hay que reconocer que, aun siendo estos los motivos, no deberían aceptarse tales mutilaciones, reglamento en mano.
No nos quejemos, sin embargo. Lo que hogaño hay en el Batán tiene más trapío, más cuajo, que en pasadas ediciones de la feria. Ya hemos dicho de las desarrolladas defensas. Digamos también que son corrientes los que tienen seriedad en la cara, los enmorrillados, los hondos y badanudos. Con matices, naturalmente. Por ejemplo, lo de Cortijoliva y lo de Lisardo tiene «caja» y por ello su peso aparente da proporción a las reses. Por el contrario, lo de Baltasar Ibán, corto de cuello y lomitendido, va para acochinado y seguramente le sobran muchos kIlos. Lo de Martín Berrocal llarria la atención porque dista mucho de ser esa especie de torito de juguete para las figuras a que nos tiene acostumbrados el comercial y polifacético ganadero. En lo de El Campillo (procedencia Ibarra, propiedad de María Teresa Oliveira), diversas defensas astigordas se salen de ojo, aunque todo lo demás en la anatomía de las reses va bueno, en líneas generales, y, nasta hay serios carifoscos en la corrida. Muy gordo también. quizá demasiado, lo de Antonio Méndez, si bien no es ocioso añadir que se trata de uno de los conjuntos más parejos, y agradable desde el prisma de toreros y taurinos. «Esta corrida puede embestir» -era el comentario general, entre prol'esionales. Aunque tampoco hay que desdeñarcuánto podían influir en la técnica opinión los antecedentes de bondad que tiene la divisa.
Podríamos añadir que lo de Cortijoliva (propiedad de Joaquín Rodríguez, de Talavera), que pro cede de Contreras, está más en la rama de Lisardo Sánchez, consecuencia.de las aportaciones de este hierro (vacas y semental) con que se aumentó la ganaderia, pero naturalmente es sólo una apreciación. No bajé a donde los funos, a preguntarles. Entre ell )s andaba el mayoral de la empresa, Parejo. sirviéndoles la cena y moviéndoles a la voz.
Lleno hasta la bandera en el Batán. El toro de lidia tiene in atractivo espe cial para el pueblo y las gentes observan, como hipnoi izadas, hasta sus más inapreciables movimientos. Y luego está el atractivo de la feria...
Gran expectación
La expectación para la feria, que empieza mañana, es grande. La venta de abonos, que sirve para el pronóstico de cómo irá el serial en lo económico. ha sido muy superior al año anterior. Los que ya estaban abonados, han renovado prácticamente eri su totalidad. Se calcula que, en concepto de abonos, ya está vendido el 40 % del aforo.Datos recogidos a última hora nos permiten afirmar que habrá toreros (los dos de siempre, Camino y El Viti), que ganarán por sus actuaciones en la feria seis millones de pesetas. Salen -¡angelitos!- a millón y medio por toro estoqueado. De ahí a las 300-400.000 pesetas que cobrarán otros, no hace falta subrayar que hay una diferencia excesiva. El Niño de la Capea -que, como se sabe, no participapidió dos millones por tarde, lo cual. da do su momento artístico, no precisamente cautivador, era como decir «No insistan, que no quiero torear.» Paquirri fue el primer contratado, allá por enero y el trato se cerró en un almuerzo que tuvieron su apoderado, Manolo Camará, y un representante de la empresa de Madrid. Se fijaron unos honorarios de un millón de pesetas por tarde y las ganaderías serían, un día Pablo Romero, y otro a elegir entre Méndez, Martín Berrocal y Lisardo. Con una alentadora condición: si el día de los pablorromeros se llenaba la plaza, habría, una payla complementaria en cuantía a determinar por la enipresa.
Tras el triunfo de Sevilla hubo nuevo almuerzo y nuevo acuerdo: los honorarios de la corrida de Pablo Romero, a petición del espada, quedaban fijados en millón y me dio de pesetas. Pero días más tarde -justo dos, antes de hacerse público los carteles- Paquirri pidió dos millones o nada. Y quedó en nada a la vista está.
En cuanto a los ganaderos, un buen puñado de los que concurren a la feria han ajustado el precio de sus productos en 850.000 pesetas. Miura, con cartel indiscutible, ya pasa del millón. Y Victorino Martín es la estrella del gremio, con una cifra base muy por encim de la que perciben sus companeros
Iniciada la cuenta atrás hasta que suene el clarín que abrirá la edición 1977 de la feria de San Isi dro -mañana, a las siete en punto con permiso de la autoridad y bajo su presidencia- la afición bulle y el taurinismo está al rojo vivo. Todo el planeta de los toros tiene puesta su atención en la plaza de La
Ventas. Y luego está la paliza de miles y miles de ciudadanos (por supuesto los que no son aficionados) que asedian a cuantos tienen algo que ver con el mundillo taurino aunque sea tangencialmente, (críticos incluidos) para pedirles «cuatro buenos tendidos de som bra, si hay que pagar se paga, para tres corridas: la de los victorinos una de Curro y otra que vaya a ser buería» Fácil.
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