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Reportaje:

Unas 150 personas morirán en estas vacaciones de Semana Santa

Al acabar esta semana, la Dirección General de Tráfico informará que unas 150 personas han resultado muertas en los accidentes de tráfico producidos en las carreteras españolas. En los últimos siete años, 945 personas resultaron muertas en las minivacaciones de Semana Santa. En estos últimos cinco días, contando inclusive el 1 de abril, los accidentes han originado ya 54 muertos y veintiséis heridos graves. En proporción con las víctimas de los fines de semana corrientes, que ciframos aproximadamente en 34, la proporción es de más de un 400 %.

Como todos los años, la Dirección General de Tráfico ha montado todo un sistema de protección, asistencia de urgencia y vigilancia en las carreteras más importantes. Aún así, y dado que se espera que se produzca un tráfico rodado de 4.750.000 vehículos, los accidentes son inevitables. En un aviso publicado a últimos de la semana pasada, se mencionaban las principales causas que los originan: mantener una velocidad excesiva, no respetar los intervalos de seguridad entre los vehículos, realizar adelantamientos en condiciones no perfectas de visibilidad y seguridad, giros y cambios de dirección en lugares no habilitados al efecto.Las estadísticas de los últimos siete años nos proporcionan cifras muy similares, lo que parece demostrar que las medidas han contenido la marcha descendente de siniestros, pero que un mínimo de víctimas es prácticamente imposible de evitar, contando además, que en estos siete años el parque automovilístico ha experimentado un crecimiento apreciable.

En cuanto a este año, se advierte una línea ascendente del viernes ál domingo, día en que trece accidentes originan dieciséis víctimas mortales y once heridos de gravedad. Ayer, miércoles, y hoy jueves, se teme que el número vuelva a subir. Y queda, por último, la famosa operación, retorno, cuando la gente tiene prisa para llegar a casa lo antes posible, y los impacientes y los listos engrosan la lista.

También los peatones

Hay que destacar que casi la tercera parte de los muertos son peatones, y normalmente, las personas de a pie que fallecen en accidentes de tráfico varían entre un veinte y un 30 % del total. Es muy difícil dar una visión global de los momentos o las situaciones más proclives a que ocurran estos hechos.

Se puede pensar que es más frecuente que ocurran en las entradas o salidas de las ciudades atravesadas por alguna carretera importante.

En zonas cuya composición de la población se forme a base de pueblos grandes y lejanos, es posible, pero hay que tener en cuenta que otras regiones, como el País Vasco, por ejemplo, los núcleos de población impregnan todo el itinerario.

Al igual que a los conductores, y a los acompañantes, las normas de la operación retorno afectan también a los peatones, y de ahí la insistencia de la Dirección General de que éstos utilicen la izquierda de la calzada, respeten los semáforos, crucen por lugares señalados, etcétera.

Fallo humano

La Dirección General insiste en que en el 90% de los casos, los accidentes se deben a fallos humanos. Los datos que hemos recogido no permiten, por su simplicidad, analizar hasta qué punto el contexto en el que se produce el accidente tiene algo que ver. Nos referimos a que, en opinión de algunos especialistas, el conductor va totalmente creído que su vehículo posee una seguridad prácticamente total, idea que favorece la propaganda de las marcas de coches.

Además, habría que saber si una Mejor red viaria, unas carreteras más amplias, mejor señalizadas y mejor conservadas, harían disminuir el número de víctimas. Ahora, la creencia general es que las autopistas producen menos accidentes, pero muy graves, mientras las carreteras normales originan un número mayor, pero con consecuencias menos importantes.

¿Disminuiría el número de víctimas si se aumentara el de autopistas y se mejorara la señalización? Al llegar a este punto no podemos olvidar que, también estas actuaciones se enmarcan en un contexto superior, y es el presupuesto destinado por el Estado al Ministerio de Obras Públicas. Las mismas autoridades han reconocido muchas veces que determinada región, no tiene adecuadas vías de acceso, o que tal autovia necesita reparaciones urgentes, que, sin embargo, no se realizan por falta de fondos.

Cruz Roja

La vigilancia de las carreteras está encomendada a la Guardia Civil de Tráfico. Los familiares motoristas cuidarán de que no haya problemas, de encauzar los vehículos por las desviaciones precisas, y de avisar a la Cruz Roja para que recoja urgentemente a los heridos de los siniestros.

Este último organismo está en tensión desde hace una semana. En cuanto a material, en toda España se instalarán 140 puestos fijos, 349 ambulancias, 59 roulottes, 153 radioteléfonos, 489 botiquines, 1.200 camillas, 258 embarcaciones con motor fuera borda, ochenta equipos subacuáticos 125 equipos alpinos, treinta Land Rover y 41 coches de distinto tipo.

Las cifras son aproximativas por la urgencia de los cálculos. El personal que atenderá el servicio está formado por 101 jefes, 129 oficiales sanitarios, 41 oficiales médicos, 122 oficiales ATS, 9.935, entre soldados y voluntarios, y 1.063 conductores.

Un responsable de la operación nos explica que los avisos parten de los motoristas, que llaman por ra dioteléfono a la central. De allí se comunican con el puesto más cer cano al lugar del accidente, y se envía una ambulancia, cuya misión es realizar una primera cura, inmediata y superficial, y trasladar a los heridos al hospital más cercano, donde quedan intemados si es preciso.

Si el puesto de guardia advierte que el lugar está demasiado lejos, lo avisa a la central, y ésta envía una nueva arribulancia que esperará mientras, el regreso de la primera. Se consigue así que el puesto no esté sin servicio ningún momento.

«Nuestra experiencia -nos dice- es de que los adelantamientos son la causa más frecuente, y esto sucede en todas las carreteras. En las de segundo o tercer orden los conductores se confían, por el menor tráfico que soportan, pero por su mayor abandono y por el desconocimiento de la misma, el accidente surge también.

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