_
_
_
_

En los minutos finales resolvió el Atlético

Justo a los cinco minutos de comenzado el encuentro el colegiado navarro iniciaba su larga serie de errores al sacarse de la manga el penalti que ponía en franquicia al equipo fronterizo. No quisiera cargar las tintas contra el colegiado, menos aún en estos mornentos en que se atisba la posibilidad de una crisis del estamento arbitral, pero no queda más remedio que dar cuenta de su nefasta labor. Con el tanto marcado, el Real Unión se echó hacia atrás, en claro intento de conservar como fuera la mínima ventaja, y a partir de ahí se definió lo que sería el partido. Ataques insistentes, aunque algo desordenados, de los atléticos, y defensiva a ultranza irunesa. Valía todo. El señor Paz, quizá extremadamente acorde con su apellido, se empeñó en no cortar la «guerra».La tónica no varió tras el descanso. Todo siguió igual, desde las acertadas intervenciones de Lasa hasta el acusado dominio atlético, basado en la soberbia actuación de Salcedo, pasando por las brusquedades entre los jugadores, si bien es justo consignar el acuartelamiento del archicomentado Sorondo, que sería víctima de la venganza personal de López, que el colegiado tampoco vio. Sin embargo, no hubo más remedio que expulsar a Balbás, quizá el menos culpable y menos marrullero de todos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_