El Barcelona, sin Cruyff, algo menos que un líder
Cruyff no tuvo sustituto calificado sobre el terreno de juego del Helmántico. La técnica de Marcial, la codicia de Neeskens y la brega de Asensi no borraron el recuerdo del líder azulgrana. El Barcelona, ante el Salamanca, trató de asegurar su cobertura, para luego intentar aproximarse al área de D'Alessandro. Intento que resultó siempre nulo por la apatía de Heredia, que no quiso jugarse nada ante Juanjo.Las ideas geniales de Cruyff se quedaron en Barcelona. Y la depurada técnica de los jugadores azulgranas se enterró en el barro Helmántico. El Salamanca, luchador y disciplinado -Alves, organizador del juego charro, fue un mártir con el marcaje de Sánchez-, hizo cumplirse por tercera vez la racha de victorias en su campo sobre el Barcelona.
Las cábalas sobre la reacción azulgrana si Acebal Pezón hubiera concedido gol a Clares en el minuto 41 no tienen objeto. Las que se pueden hacer sobre los acontecimientes posteriores en el caso de que Clares hubiera transformado un penalti de Pedráza a Neeskens en el minuto 67, tampoco. Más que fuerza y organización, a los jugadores del Barcelona les faltó un espejo en el que se miran y que, hoy por hoy, se llama Johan Cruyff.
Montal no habla de su dimisión
El Helmántico registró un lleno total. El campo, embarrado, deslució el fútbol de ambos conjuntos. El presidente del Barcelona presenció el encuentro. Agustín Montal no quiso aclarar bajo ningún concepto las palabras en que cifró el partido Salamanca- Barcelona como el último que vería en condición de presidente. «He venido a ver el partido y sólo hablaré de este tema.» Cualquier conversación posterior fue previamente limitada por Agustín Montal a «comentar las incidencias del partido».
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.