200.000 niños
EN ESPAÑA hay aproximadamente 200.000 niños sin familia. Aun así, y a pesar de la magnitud del problema, la protección a la infancia en nuestro pais pasa por una situación no ya defectuosa sino en muchos aspectos escandalosa.La calidad de vida de una sociedad se mide también por la organización desplegada en favor de los niños y de los ancianos, las dos fases de la vida en que el ser humano necesita de mayor valimiento.
Es muy bueno que la sociedad española comience a organizarse democráticamente. Pero sería deplorable que en el futuro, tras una serie de fórmalismos democráticos, la sociedad albergara ancianos y niños maltratados, minorías sometidas, mujeres discriminadas, grupos explotados o injusticias graves tranquilamente ignoradas. El proceso de transformación política y la reforma de la sociedad debe ser paralelo si no se quiere caer en un penoso artificio.
España es el único país civilizado de Occidente que, carece de un capítulo en los presupuestos generales del Estado destinado a las necesidades reales de los niños privados de hogar. Sólo existen las subvenciones de dos departamentos ministeriales que suman quince pesetas por día y niño interno.
El organismo responsable de la infancia -una arcaica Obra de Protección de Menores - se autofinancia con el 5 por cien de los espectáculos del lugar. procedimiento absurdo y proclive a la irregularidad. De hechco la Obra de Protección de Menores es hoy un organismo basicamente dedicado a la recaudación de un ente burocrático, y en muchas vertientes caótico, que no cumple ni remotamente los fines para los que fue creado: la inspección, promoción, fomento y coordinación de los organismos protectores de la infancia. Por este procedimiento se recaudó en el último ejercicio una cifra de 1.400 millones de pesetas: y más de la mitad de ese importe se evaporó en los gastos de personal. en mera burocracia.
El Estado por otra parte sólo protege a una pequeña proporción de los niños sin familia. Hay 60.000 que piden ayuda. 15.000 internados y medio pensionistas, Y unos .900.000 los que necesitan. por unas u otras razones. asistencia y protección.
Los 9.000 niños españoles internados en centros oficiales viven y crecen en unas condiciones negativas, en hospicios a veces sórdidos y difícilmente penetrables, en los que brilla porsu ausencia la pedagogía, la siquiatría, la sicología y la asistencia social. Y no son otros los Instrumentos indispensables para el conocimiento y modificación del comportamiento de estos niños injustamente castigados por el azar.
En varias ocasiones se ha tratado de realizar estudios sobre la situación de los niños privados de familia. Extrañamente, las encuestas no han podido realizarse por la negativa unánime de los centros de menores a los que se requería información.
Parece claro que, en estas circunstancias, los responsables de la infancia desvalida, a lo largo de los últimos treinta años, deben ser rigurosamente valorados en su gestión, apartados de ella si se demuestra documentalmente su inepcia, y estudiadas las responsabilidades consiguientes por el daño social irreversible que haya podido derivarse de su torpeza, hoy traducida en no pocos casos de desesperación y de inexplicable violencia.
Hoy los antiguos hospicios desaparecen del mundo civilizado, sustituidos por experiencias nuevas que reintegran a niños, hasta donde es posible, a una cierta normalidad. En nuestro país algunas instituciones privadas han ensayado esas nuevas vías con, éxito en muchos casos. Pero se trata de entidades fílantrópicas, cuyo verdadero valor radica en la prueba y el testimonio. El problema queda intactó en su magnitud, porque las entidades privadas apenas abarcan a unos centenares de niños, y el problerna es de envergadura estatal.
Es necesaria una reestructuración completa de los organismos protectores de la infancia. Y una mentalidad nuevamente el problema de nuestros niños, que deben ser rescatados de la España de Galdós y reintegrados a una vida transparente y libre. De otro modo la participación española en el próximo año internacional del niño no pasará de ser un sarcasmo.
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