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Funeral oficial, sin incidentes, por los agentes del orden asesinados

El funeral oficial por los agentes de orden público asesinados el pasado 28 de enero se celebró en la mañana de ayer en la iglesia de San Francisco el Grande, de Madrid, sin que se produjeran incidentes dignos de mención en los alrededores del templo, fuertemente protegidos por las fuerzas de orden público. En primera fila, al frente de numerosas personalidades oficiales, civiles y militares, asistieron al funeral el vicepresidente primero del Gobierno para Asuntos de la Defensa, teniente general Gutiérrez Mellado, acompañado por los ministros del Ejército, teniente general Alvarez-Arenas y de la Gobernación, Rodolfo Martín Villa.

Gran cantidad de pintadas aparecieron, en la mañana de ayer, en las calles próximas a la plaza de San Francisco atacando al Gobierno y al Partido Comunista: «Suárez + 1977 = 1936»; «Guti = inepto y masón»; «Gobierno comprado»; «PC traidor: asesina a sus propios militantes»; y «Afiliate a FE y JONS», entre otras.A partir del mediodía había sido cortada la circulación en las calles de acceso a la basílica y fuertes contingentes de Policía Armada vigilaban la zona. A la llegada de las autoridades un pequeño grupo parado en la carrera de San Francisco, junto a la plaza, dio gritos contra el Gobierno. La Policía Armada impedía la llegada hasta la basílica a todas aquellas personas que no llevaban una invitación personal expedida por el Gobierno Civil. El número de manifestantes se fue incrementando y la Policía Armada fue replegando, sin utilizar ningún medio violento, al grupo que fue incrementándose hasta alcanzar la cifra de poco más de cien personas.

Durante los tres cuartos de hora, que duraron los funerales, los congregados insultaron repetidamente al Gobierno -«Gobierno dimisión»-, a los corresponsales extranjeros y demás periodistas que cubrían la información -«Fuera prensa asesina», «Prensa comunista» y «Meteros a Europa en el culo»-; cantaron en repetidas ocasiones el «Cara al Sol» y «Viva la revolución», cuya última estrofa termina: «abajo el Rey, que ya está bien»; gritos contra el Monarca que se produjeron en varias ocasiones.

Poco después de las doce y media de la mañana comenzaron a llegar al templo las personalidades invitadas al acto religioso, entre las que destacaban los representantes de las fuerzas armadas y de las fuerzas de orden público -Policía Armada y Guardia Civil-, así como autoridades y altos funcionarios del Estado y de la Justicia, procuradores en Cortes y consejeros nacionales del Movimiento y otras personalidades.

Al comienzo del funeral, el templo se encontraba lleno de invitados, la mayoría sentados, para lo que se habilitaron sillas en las naves laterales. Abundaban los uniformes de los tres Ejércitos, así como de los miembros de las fuerzas de orden público. Tras los miembros del Gobierno asistentes al acto se encontraban altos cargos de la Administración y del Movimiento y numerosos ex ministros.

En la homilía, el vicario general castrense, monseñor López Ortiz, aludió a los agentes del orden asesinados como «hermanos nuestros, cuya vida fue segada cuando estaban trabajando por la paz de los demás». Aseguró que los miembros de las fuerzas de orden público habían muerto en acto de servicio, de acuerdo con el juramento realizado de entregar hasta la última gota de sangre en servicio de los demás.

En el curso del funeral, monseñor López Ortiz rogó, en una ocasión, por todos los asesinados violentamente. Asimismo, inició oraciones por nuestro rey Juan Carlos, nuestro jefe de Gobierno y sus ministros, así como por los miembros de las Fuerzas Armadas y de orden público.

A las dos menos cuarto de la tarde comenzaron a salir del templo las autoridades y personalidades que asistieron al funeral. El vicepresidente primero del Gobierno para Asuntos de la Defensa, teniente general Gutiérrez Mellado, acompañado de los otros dos miembros del Gobierno presentes en el acto, salió de la iglesia fuertemente rodeado de personal militar y civil. El vicepresidente y los dos ministros abandonaron el lugar en sus respectivos vehículos oficiales, mientras que a lo lejos se escuchaban los silbidos y gritos del centenar de discrepantes que en todo momento fueron bien controlados por la Policía Armada.

Funerales en otras ciudades

Asimismo, en Bilbao, Huelva, Albacete y Valencia tuvieron lugar funerales en sufragio de las almas de los agentes del orden asesinados en Madrid, actos a los que asistieron las primeras autoridades y gran cantidad de público. En Valencia se encontraban representantes de distintos partidos de la Oposición.

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