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Los reformistas enderezan la regulación del derecho de asociación sindical

El entuerto legislativo producido el pasado miércoles en el proyecto de regulación del derecho de asociación sindical fue enderezado ayer, mediante el parche que, a petición del señor Castro Villalba, aprobó la Comisión de Leyes Fundamentales de las Cortes, trasladando a los propios trabajadores o empresarios la determinación de qué se entiende por rama de actividad. Con ello, se mitiga el corsé establecido por la citada comisión al ejercicio del derecho de asociación sindical.

La Comisión de Leyes Fundamentales y Presidencia del Gobierno cerró la semana legislativa con una sesión matinal en la que, con media entrada de procuradores, se salió del impasse en el que se encontraba el proyecto de ley sobre regulación del derecho de asociación sindical, al ser aprobados los párrafos restantes del artículo primero.El primer número de dicho artículo había sido aprobado el pasado miércoles -por trece votos de los continuistas contra doce de los reformistas- con la siguiente redacción, procedente del texto gubernamental inicial, y una vez rechazado el texto, más progresivo, de la ponencia: «Los trabajadores y los empresarios podrán constituir en cada rama de actividad, a escala territorial o nacional, las asociaciones profesionales que estimen convenientes para La defensa de sus intereses respectivos.»

La espina de los reformistas

El resultado más importante de la sesión legislativa de ayer fue que los reformistas se sacaron la espina, al conseguir que se aprobara, como número dos del mismo artículo, el siguiente texto: «A. los efectos de esta ley, se entiende por rama de actividad el ámbito de actuación económica, la profesión u otro concepto análogo que los trabajadores o los empresarios determi-. nen en los estatutos.». Veinte procuradores votaron a favor de este párrafo, trece en contra y siete se abstuvieron.

La línea de mando de la Organización Sindical y otros procuradores reformistas figuraron entre los vencedores, mientras que los sindicalistas continuistas -muchos de ellos empresarios- votaron en contra. Entre quienes se abstuvieron figuraban personas como Jesús Fueyo, Francisco Ruiz-Jarabo y Alfonso García-Valdecasas, además de Fernando Suárez, quien ya expresó el jueves su propósito de abstenerse en todas las votaciones, por escrúpulos jurídicos.

Uno de los perdedores, Emilio Lamo de Espinosa pidió que se sometiera a votación un voto particu lar solicitando la supresión del párrafo quese acababa de aprobar. Así se hizo, y obtuvo quince votos a favor (uno de ellos, de vicepresidente de la comisión, José María Aguirre Gonzalo). lo que le da de recho a defender su propuesta en el Pleno, al que continuan trasladándose, las cuestiones más pole mizadas.

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Sin ningún voto en contra se aprobó el número tercero del mismo artículo (en el que convergie ron los votos favorables, 36 en total. de los dos sectores enfrentados en el debate anterior), con la si guiente redacción: «Las asociacio nes mencionadas en el apartado número uno establecerán sus pro pios estatutos. se gobernarán con plena autonomía y gozarán de protección legal para garantizar su independencia respecto de la Administración Pública, así como contra todo acto de injerencia de unas respecto de las otras.» (Se abstuvieron en esta votación los señores Suárez, Fueyo y García-Valdecasas.)

Por último, y también sin votos en contra mientras que 34 procuradores votaron a favor, se aprobó el número cuatro del artículo, con el texto siguiente: «Las normas es tatutarias contendrán, al menos, la denominación de la asociación: ámbito territorial y profesional: órganos de representación, gobierno y administración; recursos económicos y sistema de admisión de miembros, y regularán su funcionamientó, de acuerdo con principios. democráticos.»

Los cuatro procuradores que se abstuvieron en esta ocasión fueron, además de Fernando Suárez, los señores. Fueyo, Ruiz-Jarabo y Alvarez, Molina.

Más óradores para el Pleno

La señorita Mónica Plaza obtuvo a continuación derecho a intervenir en el Pleno, al lograr trece, votos favorables para defender el síguíente texto que la: mayoría de los procuradores consideraron, durante el debate, inútil: «Las asociaciones profesionales no podrán estar sujetas a la disciplina de.-las asociaciones o partidos de carácter político, así como de cualesquiera otras entidades u organizaciones ajenas a los fines de aquéllas.»

También el señor Alcaína obtuvo plaza para el Pleno (con dieciocho votos, favorables, algunos de procuradores reformistas), en el que podrá defender otro texto considerado por ía comisión como superfluo: «En la presente ley, la referencia a los trabajadores comprende también, conjunta o separadamente, a los técnicos.»

Al margen del resultado derivado de las votaciones citadas, la sesión continuó centrada en el. tema planteado el día anterior por el señor Suárez, a propósito de su. postura abstencionista.

El señor Castro Villalba defendió el proceso de reforma sindical tal y como lo ha lleva do el Gobierno, adaptándose a la evolución política del país.

El señor Fugardo consideró ilegal aprobar un texto que viene a desvirtuar otro anteriormente aprobado, y prefirió que el Gobierno resolviera el tema por decreto-ley.

El ponente, señor Meilán, salió de su silencio para defender un proyecto de ley que, en un período preconstituyente, establece las normas imprescindibles para hacer frente a la situación". contradictoria actual, y estimó que no era posible ahora retirarlo. Calificó la postura abstencionista de respetable y estética individualmente, pero políticamente estéril

Otro ponente, el señor García Carrero, recordó al señor Suárez la defensa que hizo en 1970 de la figura del ministro de Relaciones síndicales, así como su firma en el decreto-ley sobre conflictos colectivos, hoy insatisfactorio, aunque entonces audaz.

Fernando Suárez replicó que su defensa de la citada figura, ministerial no comprendió la atribución al mismo de la presidencia de la Organización Sindical, y recordó que la responsabilidad en materia.de conflictos colectivos era superior en aquella época -año 1975- por parte del señor García Cárrero que por el propio firmante del decreto-ley, el generalísimo Franco.

El próximo martes, a las cinco de la tarde, continuará el debate.

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