Los matadores también quieren mejores retribuciones

Los matadores de toros y los novilleros también quieren subida de sueldo. Es natural. Al haberse incrementado las retribuciones de los subalternos, que corren a cargo de los matadores, parece obligado que las de estos se incrementen también, por lo menos en la misma proporción.

La propuesta correspondiente se encuentra ya en el Ministerio de Trabajo, según nuestras noticias. Es alta. Los matadores han tirado hacia arriba. por si la Administración recorta sus pretensiones, que las recortará -tenemos entendido- porque hay un criterio de no autorizar subidas más allá de determinadas proporciones.La tabla salarial de los matadores de toros y novillos, y aspirantes, tiene vigencia desde el pasado 3 de marzo. La anterior fue como resultado de un acuerdo entre empresarios y toreros, de fecha 4 de agosto de 1975. Y ésta. a su vez, modificaba la que se estableció por orden ministerial de 31 de julio de 1972. Está claro, por tanto. que los matadores no tuvieron revisión de retribuciones durante tres años y presumiblemente habrán conseguido tres en un plazo ligeramente superior a un año.

Las cantidades mínimas a percibir por estos profesionales, según la tabla vigente, oscila entre 115.850 pesetas para los matadores del grupo segundo en plazas de primera categoría y 4.981 para aspirantes que actúen como sobresaliente de un rejoneador. Los matadores de toros de los grupos especial y primero, no tienen marcados límites mínimos de retribución, y se les aplica los que corresponden a los del grupo segundo.

Pero vayamos a estos. Según ,decíamos en comentario que publicamos el viernes último, un matador de¡ grupo segundo tiene un gasto de cuadrilla de 59.557,pesetas cuando actúa en plazas de primera categoría, con unos honorarios de 115.850 pesetas. Es decir, que le quedan libres 56.293 pesetas, pero, por supuesto, no en calidad de beneficios, sino que de ahí ha de detraer todos los gastos, tanto los generales de ropa y utensilios de torear, como viajes y desplazamientos diversos, hotel propio y de la cuadrilla, más los múltiples flecos que siempre gravitan sobre los toreros cuando han de intervenir en una corrida. No es aventurado decir que con estos ingresos y gastos, la liquidación puede quedar en cero o aun con números rojos.

Las reivindicaciones salariales de los matadores son, por tanto, justas, y deben satisfacerse. Lo que no quisiéramos es que, una vez logradas, las empresas procedieran a una subida de las localidades, a pretexto de que los incrementos salariales son a su cargo. La Administración debe pronunciarse en este sentido y controlar los precios, pues en muchas ocasiones puede quedar reducido el problema a que las empresas recorten moderadamente unos beneficios que habitualmente vienen siendo muy sustancioscs. Y volvemos al tema de siempre: una supresión tajante de los cánones por arrendamiento de los cosos aliviarían a las empresas de unos gastos que hacen tantas veces casi insoportable la organización de festejos.