El resultado salvó al Rayo
Pocos goles se vieron el domingo en Vallecas para las magníficas oportunidades que tuvieron ambos equipos dé marcar. En la segunda parte, tras el temprano segundo gol rayista, el Alavés abrió notablemente sus líneas y al tiempo que falló notablemente de cara al gol, desguarneció su defensa. Esta circunstancia salvó el espectáculo ya de por sí pobre en la primera mitad del encuentro.El Alavés llegó a Madrid con un equipo muy apañado en el que figuraban jugadores procedentes de clubs de cierta relevancia. La pesadez del terreno de juego favoreció a los vitorianos, que en los primeros lances del partido evidenciaron un mejor conjunto que sus rivales. Las galopadas de los alavesistas, dirigidas principalmente por el canario Trona, maniataron en cierto modo los ataques rayistas al intentar los madrileños fortalecer su centro del campo.
Tuvo que ser Alvarito, ese gran Jugador especialista en romper las defensas y que cada día va a más, el que facilitó la jugada que proporcionó la tranquilidad al juego local. Con la consecución del segundo tanto, el Alavés buscó aminorar diferencias, empresa que no consiguió por los garrafales fallos de sus delanteros.
El Rayo confió en esta fase del encuentro aumentar la diferencia en espera de que Alvarito o González aprovecharan uno de esos balones largos que los centrocampistas les enviaban en cuanto dominaban la pelota. Así efectivamente se consumó el tercer gol y se malograron otras oportunidades, pero desde luego no tan claras como las del Alavés.
De haber tenido mayor acierto en el remate las acciones blanquiazules, el partido se hubiera complicado gravemente para el Rayo Vallecano. Con un juego basado en la sencillez y facilitado por una cierta endeblez defensiva madrileña, los hombres punta del Alavés llegaron con facilidad hasta Alcázar, que en una prodigiosa intervención neutralizó la primera ocasión de gol rival a los 56 minutos. A partir de entonces se sucedieron los errores rematadores, algunos increíbles como el disparo de Valdano, que sólo ante Alcázar disparó fuera.
El gol en propia meta de Luna puso una mayor justicia en el marcador, sin que esto quiera decir que el Rayo no hiciera méritos sobrados para la adjudicación de los puntos. Los madrileños jugaron y ganaron bien, aunque eso sí. una vez más sin el fútbol brillante que debiera corresponder a un aspirante, según la clasificación, a la Primera División.
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