Urge la reasignación de los componentes del gasto nacional

Cuando aún no ha terminado 1976, las previsiones sobre el crecimiento de la economía española para el próximo año comienzan a ser adelantadas por grupos de analistas y gabinetes de estudios de entidades financieras. El primero de ellos, el Servicio de Estudios del Banco Hispano pone de relieve que, teniendo en cuenta los factores extraeconómicos, es probable que en el próximo año el producto interior bruto (PIB) crezca a tasas superiores al 3%, porcentaje que supondría un avance sobre las cifras facilitadas por el Instituto Nacional de Estadística para 1976.El Boletín del Hispano comienza por resaltar que hay dos lujos que la economía española no podrá permitirse en 1977: gastar como si nada hubiese pasado o comprimir indiscriminadamente los niveles de gasto. La primera política es impensable a no ser que el resto de la humanidad estuviera dispuesta a financiar indefinidamente tales alegrías; la segunda sólo deprimiría la economía española sin garantías de curarla.

Ante la situación actual de la economía española, la opinión del Servicio de Estudios del Hispano es que la única salida posible pasa por la reasignación de los componentes del gasto nacional. En términos prácticos, esto quiere decir que el país debe moderar el consumo y estimular sus exportaciones para pagar el tributo impuesto por los países exportadores de petróleo.

A pesar de que en los últimos tres años ha habido una cierta reasignación del gasto, ésta ha sido una consecuencia secundarla de la compresión de los niveles de renta. Las exportaciones apenas han aumentado como porcentaje del PIB -de un 7,4 % en 1973 a un 7.6 % en 1976-. El déficit comercial, excluyendo los capítulos relacionados con el petróleo, ha experimentado una mejoría apreciable -de un 4,9 % del PIB en 1973 a un 3,7 % en 1976-. Esto demuestra que el ajuste realizado en estos años se ha producido básicamente a través de una reducción de las importaciones no petrolíferas inducida por los bajos niveles de actividad económica. Pese al elevado coste de la depresión, el déficit comercial total aumentó de un 6,3 % del PIB en 1973 aun 7,9 % este año. Termina el comentario coyuntural del Hispano apuntando que la panorámica. pocos días antes de fin de año. no es muy satisfactoria. Pero hay dos factores que no han acabado de filtrarse a las cifras estadísticas y que pueden tener una influencia vital en la evolución económica del próximo año: el factor confianza y la evolución monetaria. Salvo cambios imprevistos, el crecimiento del dinero y del cuasi dinero en la primera mitad de 1977 alcanzará una tasa anual del 21 %. Este factor, inflacionista en una economía desprovista de confianza, puede servir de factor motor de crecimiento si la confianza en el futuro se fortalece.

En principio, la expansión no impediría un aumento del consumo similar al registrado en 1976. El vigoroso crecimiento de las exportaciones de bienes y servicios -10% en términos reales- parece imprescindible, sin embargo, para que el despegue no tropiece con el cuello de botella de la financiación extranjera.