Clares y Neeskens sentenciaron la eliminatoria

El Barcelona tuvo en el Oester un rival de poca talla. El mayor peligro para los azulgranas residió en las condiciones ambientales en las que se disputó él encuentro. En el terreno de juego sueco se daba una temperatura de ocho grados bajo cero; el césped, por otra partte, estaba helado a pesar del sistema de calefacción subterránea con que está dotado el campo.En los primeros minutos de juego el Barcelona, desambientado, se limitó a defenderse de los tímidos ataques, del rival y a estudiar sus movimientos por el campo. Cuando los azulgranas comprendieron que el partido se podía ganar perfectamente adelantaron sus líneas para poner en franquía su marcador. A los 37 minu tos, de juego, vieron los 15.000 espectadores que se dieron cita en el estadio cómo Clares marcaba el primer tanto.

A los dos minutos de la segunda mitad del encuentro, fue Neeskens el encargado de anotar un nuevo tanto para el Barcelona; un córner botado por Rexach lo remató de cabeza el holandés. Tres minutos más tarde, Clares, de nuevo, conseguiría el tercero y último gol del encuentro.

Los suecos acusaron sobre el terreno de juego la prolongada inactividad. Ante un Barcelona introducido de lleno en la competición liguera, el Oester tuvo que ceder el que se presumía arma principal, el poderío físico, a una técnica azulgrana más depurada. Lo abultado del marcador corresponde al fútbol exhibido por ambos conjuntos en el campo. El Barcelona fue siempre muy superior a los suecos.