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Reportaje:

Orantes se aleja de Ramírez en el Grand Prix

El Grand Prix de 1976, con sus muchos millones de dólares en juego, está a punto de llegar a su fin. Concretamente finalizará el próximo día 30, con los torneos de Johannesburgo. Buenos Aires y Bangalore para dar paso del 5 al 12 de diciembre al Masters de Houston, tradicional broche de oro, donde se reunirán los ocho primeros clasificados. En la actualidad, cuando acaba de concluir el torneo de Estocolmo y se disputa el de Wembley en Londres, el español Orantes, que se encontraba antes de comenzar el mismo a 42 puntos del líder, el mexicano Ramírez, ha perdido prácticamente todas sus posibilidades de alcanzar a éste, al perder ayer, a las primeras de cambio, con Tom Okker por3-6,6-3 y 26.

El tenis, como tantos otros deportes, se ha convertido en un juego de regularidad. Aparte ya del jugoso dinero que proporciona cualquier mediano torneo, no cabe duda que el tenista, ante la avalancha de los existentes, debe pasarse largo tiempo estudiando el calendario para sacar el máximo rendimiento a sus posibilidades físicas y técnicas. El Grand Prix, que la Comercial Union patrocina por última vez desde que lo tomó bajo su tutela en 1972, obliga a todos esos cálculos y muchos más.De cualquier forma, la situación actual es ya, a estas alturas, prácticamente irreversible. En esta semana, del 15 al 21, se disputa en Wembley un nuevo torneo sobre pista cubierta, al tiempo que otros dos de menos importancia. en Manila y Sao Paulo, que son los penúltimos del Grand Prix-76. Para ser exactos, el londinense tiene una categoría de cuatro estrellas y los otros dos, respectivamente, dos y una. El mayor número de estrellas, como resulta lógico, significa no sólo mejores ganancias en premios, sino también mayor número de puntos para la tabla general del torneo.

Los últimos torneos del Grand Prix esta temporada serán en la semana del 22 al 30, también de este mismo mes de noviembre. Los de Bangalore, en la India y el de Buenos Aires tendrán la categoría de dos estrellas y el de Johannesburgo, en Africa del Sur, el decisivo, cinco, es decir, la máxima si, descontamos los tres de la triple corona: Roland Garros, Wimbledon y Forest Hills. Naturalmente, los primeros clasificados en la actualidad del Grand Prix juegan estos días en Wembley y a continuación viajarán a Sudáfrica.

Orantes, entre los «master

Manolo Orantes ha sido esta temporada un claro ejemplo de que la medicina y la inteligencia tienen cada día más importancia en el trepidante deporte actual. Si se trata del tenis, con su superávit de posibles actuaciones, mucho más.

En efecto, el granadino, que a principios de otoño le podía dar por satisfecho si se clasificaba entre los ocho primeros del Grand Prix, adquiriendo así el derecho a jugar el Master, ahora mismo se encuentra con bastantes posibilidades de ganar este premio de la regularidad con la raqueta. Sobrellevando los problemas del brazo (sus nervios quedan afectados por el esfuerzo y le inutilizan) ha podido amenazar continuamente el liderato del seguro mexicano Ramírez, verdadero "gallito" esta temporada en todas las pistas mundiales. Este, tal vez cansado de que sus triunfos en el Grand Prix fueran sólo en dobles con el norteamericano Gottfried, ha querido dedicarse de pleno a los éxitos individuales, sin duda mucho más rentables siempre.

La gran racha de Orantes, tras una buena actuación en el open USA de Forest Hills se inició, aunque parezca mentira, con las semanas de descanso que mediaron entre mediados de septiembre -Forest Hills fue del 30 de agosto al 12 s de septiembre- y primeros de octubre. Ello le dio confianza y el tratamiento de su brazo izquierdo, amén del estreno de una nueva raqueta más ligera, para no forzarlo, le colocaron en un camino de victorias imparable. En el Imperial Country Club de Teherán se impuso precisamente a Ramírez, 7-6,6-0,2-6,6-4. Era el 10 de octubre. El 17, tras otra semana de éxitos, vencía en Madrid a Dibbs, 7-6, 6-2, 6-1. Y el 24, en el Godó de Barcelona, nuevamente al norteamericano, 6-1, 2-6, 2-6, 7-5, 6-4. En tres semanas, al ganar, respectivamente, un torneo de cinco estrellas y dos de tres, sumaba 280 puntos para el Gran Prix y se colocaba a sólo 52 -661 contra 713- de Ramírez. Dibbs quedaba ya atrás con 637, Connors, seiscientos, Vilas, 532, Solomon, 531, Borg, 480, Fibak, 457, Tanner, 410 y Panatta, 370, en los diez primeros lugares. La clasificación del español para el Masters ya era segura.

Otro descanso

Orantes no tomó parte entre el 25 y el 31 de octubre en ninguno de los tres torneos de una estrella del calendario: París, Viena y Perth y prefirió descansar esa semana. Incluso logró el permiso para no intervenir en los Campeonatos de España de Oviedo, que quedaron totalmente desangelados entre su ausencia y la lluvia constante. Pero influencias, dinero y fama mandan. Así es el deporte profesional, y el descanso para que ese brazo izquierdo de Orantes pudiera seguir paseando en la manga una publicidad más rentable aún para él, no valía (a las pruebas hay que remitirse) un campeonato de España. Ramírez, que sí estuvo en Viena, perdió la oportunidad de aumentar en diez puntos más su ventaja y al ser derrotado en la final por el polaco Fibak sólo pudo sumar treinta puntos. La diferencia aumentaba, no obstante, a 82. Incluso Dibbs, vencedor en París, superaba a Orantes con los cuarenta puntos conseguidos. La situación era: Ramírez 743, Dibbs 677, Orantes 66 1, y Connors seiscientos.

La Copa Dewar, de tres estrellas, abrió en la primera semana de noviembre, el mes decisivo del Grand Prix. Ramírez, mucho más a gusto en las pistas cubiertas rápidas que Orantes, se tomó la revancha de Teherán y derrotó al español en la final. El resultado suponía ochenta puntos más para el mexicano y sesenta para el español. En resumen, la ventaja se hacía veinte puntos más grande. Ramírez tenía ya 823 puntos, por 721 de Orantes.

La última gran recuperación de Orantes, con todo, ha sido la semana pasada -entre el 7 y el 14- en la Kurigliga Tennishallen de Estocolmo. Realmente sólo se ha destacado la derrota de la primera raqueta española ante el veterano Cox, pero aun con ella, el éxito ha resultado mucho mayor de lo previsible. En efecto, el open de la capital sueca se juega en una pista cubierta -por supuesto- parecida al linóleum y en la que las bolas resbalan como si fuera hierba, cemento o la pista más rápida que se pueda imaginar. Es normal, pues, que Cox, mucho más acostumbrado, ganara a Orantes. No se debe olvidar que en semifinales también doblegó a Connors y en octavos de final a Fibak, es decir, tres nombres fijos para el Masters, salvo el norteamericano, si se sumplen los rumores sobre su «espantá»; Connors sólo ha jugado un torneo de una o dos estrellas, el de Colonia, y debe hacerlo en otro.

Lo más importante para la primera raqueta española es que Ramírez, su más directo rival, cayó precisamente frente a Connors en cuartos de final y ello le dejó conseguir solamente treinta puntos. Orantes, en cambio, con ser finalista, obtuvo noventa. As! pues, la diferencia entre ambos quedó en 42 puntos tan sólo. Connors, al perder Dibbs en dieciseisavos -igualmente ante Cox-, pasó al tercer lugar de la clasificación. Solomon y Vilas se mantuvieron en la quinta y sexta plaza, pues ambos perdieron en octavos frente al soprende nte paquistaní Rahim -al que después ganó Orantes- y al sudafricano Bertram. Fibak también continuó séptimo, y Borg, aunque decepcionante ante sus paisanos, porque fue eliminado por el norteamericano Gottfried en cuartos, igualó a Roscoe Tanner para la octava plaza, que dará el último pasaporte para el «masters».

Según se ve, el interés antes del actual torneo de Wembley -de cuatro estrellas- y del quizá decisivo de Johannesburgo -de cinco no sólo está en la cabeza del Grand Prix, sino también en la cola. El momento, pues, es para hacer cálculos. Cálculos para casi todos, excepto para Orantes, que al perder en Wembley, el que supere a Ramírez es una idea más que utópica. Si el campeón español hubiera conquistado la victoria final en este torneo londinense, y contando que Ramírez no llegase a ser finalista, el español se hubiese puesto ocho puntos por delante del mexicano. Y aunque éste hubiera llegado a la final, la desventaja del español sólo sería de diecisiete puntos, a falta del decisivo torneo de Johannesburgo. Pero ahora ya todo son cábalas inútiles, porque Okker ha puesto fin a las ilusiones de Orantes. Ya ni siquiera es probable que se traslade a la capital sudafricana y opte por quedarse en Barcelona para descansar antes del Torneo del Master.

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