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El Atlético no fue en Sevilla el líder de primera

El Atlético de Madrid que se vio en el Benito Villamarín frente al al Betis sólo se pareció al del Vicente Calderón en los colores de la indumentaria. Conservadores lentos y sin imaginación, los rojiblancos fueron superados por un cuadro que trenzó el fútbol, se recreó en él y empujó con fuerza al rival hacia su terreno.Al Atlético de Madrid le perdió un afán conservador impropio en el líder de la Liga. Luis planteó un 4-4-2 que puede dar resultado en encuentros comprometidos pero que no sirve para un partido en que la humillación de la derrota por goleada debe contar menos que el orgullo de patentizar quien manda en la Primera División y porqué. Los rojiblancos jugaron al paso, echaron en falta el poder de la imaginación y se refugian en la técnica para encajar las series de fútbol que el rival lanzaba sobre el marco de Reina. El apocamiento, no obstante, se debió también al hecho de que Atlético no le dio tiempo a estudiar los movimientos del rival, todos los prolegómenos del encuentro los empleó en tratar quitarse de encima la ambición goleadora de los dueños del terreno.El Betis concentró su fuerza en el centro del campo, donde López, Muhren y Cardeñosa se erigían en amos absolutos del fútbol. López mantenía un codo a codo con Leal que hizo empalidecer el juego de éste; Muhren, el hombre clave del encuentro, y Heredia no se hacían caso, lo que facilitó al holandés la labor; y Cardeñosa jugaba a sus anchas al lado de Alberto. Como Aguilar quedaba en punta y Benegas no se separaba de Anzarda, Cardeñosa echaba mano de los servicios de Cobo para deshacerse de la presencia del veterano rojiblanco. García Soriano, en el lado derecho, sufría altibajos de juego. Ladinsky, y por el centro, llevaba por la calle de la amargura a Eusebio. El Atlético tentó la suerte del contraataque con escaso número de efectivos. Aguilar encontraba siempre su carrera obstaculizada por Biosca, Cobo o ambos. Rubén Caqo, cuando no pugnaba con Biosca se las tenía que ver con Sabaté. Bizcocho, libre de marcajes, se adelantaba hasta el centro del campo para cortar de raíz los intentos de fuga hacia su marco de Ayala, que no fue ingenioso, rápido ni práctico. El Betis trenzó el fútbol, se deleitó en su creación. Quizá el excesivo mimo puesto en las jugadas truncó un triunfo que el colegiado se empeñó, a los cinco minutos de juego, en que no fuera más claro. Arrolló en el centro de campo y desbarajustó a menudo a la zaga rojiblanca. Le falló, en verdad, el tiro a puerta, que no ejecutó con prodigalidad y que siempre se vio frustrado por la muralla de hombres que ante el marco de Reina se dieron cita. El guardameta rojiblanco realizó su mejor intervención en el minuto once, cuando Ladinsky le obligó con un tiro a media altura colocado al poste izquierdo, a ceder córner. Panadero, en el minuto 61, y tras una serie de rechaces sacó un balón rematado por Muhren de la raya de gol. Anzarda y Ladinsky perdieron una clara oportunidad en el minuto ochenta. El balón, centrado por Cardeñosa, no acertaron ninguno de los dos delanteros a rematarlo.El Atlético enseñó sus garras a partir del gol bético. Después de una hora reaccionaria al fútbol de ataque, los rojiblancos comprendieron que debían arriesgar. Y cuando lo hicieron se comprobó que el absentismo ofensivo había ido una losa para el equipo. Ayala, en el minuto 61 conseguía un gol que anularía el colegiado por entender que el delantero se encontraba en previo fuera de juego. Ayala, un cuarto de hora después, al intentar un centro sobre el área de Campos, comprobó cómo el balón rebotaba en el larguero. Leal, en el minuto 81, y en jugada similar, dejó patente el nerviosismo de la zaga local y, sobre todo, del guardameta verdiblanco. Su balón lo sacó Sabaté prácticamente desde la misma raya del gol.

El líder de la Liga arañaba tarde el área del Betis, un conjunto que en el epílogo del encuentro acaba fuerzas de flaqueza para contener al rival. Antes había gastado sus energías en crear un fútbol rico en imágenes frente a un Atlético que fue a Sevilla con los jugadores y material que exhibe en el Vicente Calderón. La maleta del fútbol puntero quedó, a orillas del Manzanares.

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