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La imagen europea del Madrid, deteriorada

Dos derrotas en una misma semana han cambiado la imagen del Real Madrid. Lo de Brujas fue más grave porque ello significa que ya no va por rutas imperiales. La bandera del Madrid está a media asta. No es la imagen del triunfador, y la imagen ya se sabe que importa mucho. Tanto que hasta el delegado nacional de Deportes, Benito Castejón, se ha puesto en contacto con una empresa de relaciones públicas para que le cree una vis moderna, democrática y europea. Benito Castejón piensa que vale más una imagen que mil normas electorales fallidas.

Benito Castejón se ha puesto en manos de Salvador Pons, que tras varios años de crear imágenes televisivas desde un punto de vista oficial, ahora se dedica a crearlas a través de una empresa particular. Salvador Pons tiene en su haber la imagen de Ìñigo, pero para dejar las cosas en su sitio y que Castejón no se asuste y piense que le van a cardar un tupé y le van a colocar un bigote así de grande, hay que decir que Iñigo no es una imagen made Televisión Española y de los Pons. El bigote se lo colocó a Iñigo, Manu Leguineche, la sintaxis fue obra de Jesús Picatoste y el libro de Estudio abierto fue cosa de Jesús Torbado que por entonces todavía no había tenido el acierto del Planeta. Hace bien Benito Castejón en pensar en una imagen, porque los tiempos son muy otros y conviene estar al día. En otros tiempos los delegados de deportes no necesitaban que nadie les etereotipara nada porque contaban con un ministro de Deportes, José Solís, que era la propia sonrisa del Régimen.

Benito, Castejón llegó al mando con una hoja de servicios brillantes y un marcado matiz europeista, pero para andar por casa se nos ha quedado, en opinión de algún presidente federativo, en torero de salón. Será bueno, pues, que se convierta en la imagen de la practicidad. La citada agencia no tendrá problemas graves con Castejón. Será fácil su lanzamiento porque la teoría se la sabe toda. Aquí no va a ser cosa de enseñarle a distinguir la diferencia que existe entre Dámaso Alonso y un torero o Ana María Matute y una actriz.

Por lo que respecta al Madrid, no creo que Bernabéu ponga en manos de nadie algún tipo de reforma. Ni siquiera se le ocurrirá cambiar a Miljanic, que a pesar de haber venido de un país lleno de compañelos de viaje, ha logrado tres títulos nacionales. El descenso de nivel europeo por parte madridista, al parecer, se vela venir. Cuando hace cinco años, Basilio Martín Patino hizo Canciones para después de una guerra no se le ocurrió incluir el ¡Hala Madrid! que fue un himno patriótico y más popular que Se va el caimán, que encima estuvo en la lista negra.

De aquel Madrid que bajaba de Navacerrada con las banderas al viento, el alma tranquila y sabiendo vencer, al que sale de Brujas con menos gloria que el duque de Alba, hay una notable diferencia. Afortunadamente, y dicho con todos los respetos, la plantilla del Madrid es La bien pagá, porque se ha llevado 15.000 duros pese a la derrota. Lo de La bien pagá sí está en el filme de Patino.

Ahora que ya empezamos a pensar que eso de la democracia europea y el Mercado Común no es cosa de masones, no nos viene nada bien que el Madrid quede apeado de la Copa de Europa. O a lo mejor sí, porque quizá los belgas piensen que han restañado las viejas heridas de los Tercios. Claro que la venganza de Brujas debieron haberla tomado con el Valencia, porque si Luis Vives, uno de nuestros primeros exiliados, salió ded su tierra fue porque sus paisanos inquisidores quemaron a su madre en la hoguera de la herejía.

Por cierto, que el Valencia por una vez salvó el gafe televisivo y se anotó los dos puntos que le han convertido en segundo de la taula gracias a que el Celta de la taboa derrotó al Madrid. El Atlético, aunque anduvo flojillo frente al Hércules, se quedó con la primera plaza. El Barcelona con Cruyff en plan de ganarse otra buena renovación, ganó en Sevilla y recuperó gas. En segunda, vencido el, Gijón en Getafe, la cabeza se ha complicado. Los equipos madrileños las dan casi todas y con el Rayo en plan gallito no habrá quien baje el pan en Vallecas.

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