Canasta de Saporta

Acaba de demostrarse que el deporte español tiene baremos diferentes para medir a las distintas disciplinas. Desde la Delegación Nacional de Deportes se mantienen criterios contrapuestos sobre un mismo tema y, por tanto, se aplican soluciones diferentes. Aunque los clubs de fútbol, los que sostienen a la DND, votaron favorablemente en su asamblea la inclusión de los extranjeros en la Copa, su petición, casi absoluta, no tuvo repercusiones prácticas. La petición de los clubs de baloncesto, deporte que, como el resto, depende de lo que produce el fútbol a través de las quinielas sí ha sido atendida.

Desde las alturas, sin duda, se ofrecerán argumentos para justificar esta incongruencia, pero por mucho que se razone el hecho, en definitiva habrá que sujetarse a una sola cuestión: a la influencia que sobre el nuevo delegado nacional ha comenzado a ejercer Raimundo Saporta.

Se dirá que esa misma influencia podría ejercerla Saporta en favor del Madrid futbolístico, pero es indudable que el vicepresidente madridista dedica más atención al mundo de la canasta.

En cualquier medida o variación táctica importante siempre está detrás la mano de Saporta, y ésta ha sido una ellas. En lo único que no ha tenido que ver Saporta ha sido en el hecho de que de un año a esta parte se haya considerado menos viejo a Bernabéu. Desde hace un año ya no importa hablar de la vejez de los dirigentes.