El embrollo de la Asociación y el Consejo

El boxeo mundial está controlado por dos organismos: la Asociación (WBA) y el Consejo (WBC). El cisma viene de hace muchos años, y eso es lo que hace que cada vez que se hable de un campeón mundial haya que añadir entre paréntesis la versión, el organismo a que pertenece. El título que anoche se disputaron en Madrid Durán y Castellini correspondía a la Asociación.El Consejo (WBC) tiene su sede central en México, y a él están afiliados, además de aquel país, los estados del sur de Estados Unidos (California, por ejemplo), los países del sur de Asia y toda Europa, con los países de la Cornmonwealth, arrastrados por Inglaterra. La Asociación (WBA) comprende el resto de Estados Unidos y Centro y Sudamérica. Japón se mueve indistintamente en el seno de las dos asociaciones. Cada uno de estos organismos tiene su campeón en cada categoría, y publica mensualmente su «ranking», clasificación de los mejores.

Sin embargo, nada impide que un púgil de un país afiliado al Consejo dispute un título de la Asociación, o viceversa. Este es el caso de José Durán, español y afiliado, a través de España, al Consejo, y que pudo disputar pese a ello el título de la Asociación, que poseía Wajima.

Para explicar cómo es posible esto habrá que exponer los dos mecanismos a través de los cuales un hombre puede disputar un título del mundo. Un campeón mundial tiene siempre la obligación de defender su título ante el número uno del «ranking» del organismo a que pertenezca, sea la WBA o el WBC; quiere decirse, pues, que el número uno es, de hecho, el aspirante oficial. Pero el campeón del mundo puede, antes de hacer esta defensa obligatoria y si los plazos establecidos se lo permiten, exponer voluntariamente su título ante otro púgil. El escogido como aspirante sólo debe reunir la condición de estar incluido entre los diez primeros del «ranking». Un hombre que pertenezca al Consejo difícilmente podrá estar en el número uno del «ranking» de la Asociación, o viceversa, pero sí es más probable que se le conceda algún puesto entre el quinto y el décimo, suficiente para que pueda disputar el título que de forma voluntaria expone ante él el campeón.