El Madrid olvidó el exhibicionismo veraniego
El Real Madrid logró romper la racha de empates en el Helmántico y adjudicarse la primera victoria y primer par de positivos de la temporada. El Salamanca, que estrelló un balón en el poste derecho del portal de Miguel Angel, mereció, por juego, un final más brillante. El cuadre, de Miljanic se olvidó del exhibicionismo veraniego para envidar la carta de la eficacia.El Real Madrid de la Liga ha introducido pequeños retoques en la máscara del exhibicionismo que lució durante la pretemporada veraniega. En el Helmántico, el once alineado por Miljanic se olvidó de los juegos malabares practicados en el mes de agosto para centrar toda la atención del trabajo en la tabla clasificatoria. El Salamanca, que pareció jugar con la consigna «ahora o nunca» marcada en la frente, supo tomar las medidas a su rival y hacer un fútbol digno de un final -al menos- positivo.
Los técnicos de ambos equipos decidieron un marcaje individual a ultranza. Lanchas -después, Enrique- se encargó de anticiparse a Jensen, Juanjo a Santillana e Iglesias a Guerini. Por parte madridista, Benito se ocupaba de Víctor, Camacho de Juanito y Sol de Pérez. El poderío manifiesto de los zagueros sobre las puntas de ataque hizo que el encuentro se decidiera en un centro del campo en que Pita y Velázques se empeñaban en un tira y afloja con resultados variables. Breitner marcaba con frecuencia, que no continuamente, a Enrique -mientras jugó de centrocampista- y a Ameijenda. Pero el gran duelo, el que respondió a la expectación que había levantado el partido, lo mantuvieron Del Bosque y Alves. Aquél, durante los primeros cuarenta y cinco minutos, se encargó de seguir al «cerebro de los guantes negros» en cualquier desplazamiento que hiciera. El lusitano, pivot que resolvió el juego ofensivo de su equipo, cuando lograba dar esquinazo a Del Bosque se encontraba con Pirri, que le salía al paso a costa de olvidarse de la función ofensiva que con frecuencia asume.
En la segunda mitad del encuentro, como si de un acuerdo tácito se tratase, Alves y Del Bosque decidieron despegarse. Aquél, aunque con ciertos baches de continuidad, tuvo más oportunidades de penetración. Este, libre de la ingrata tarea que le había tocado, se hacía dueño y señor de la confección del fútbol para su equipo.
Jensen se perdió con Enrique en el Helmántico. Santillana no vio el balón en los noventa minutos. Breitner zascandileó sin decidirse por ninguna parcela. Velázquez persistió en su pugna con Pita. Del Bosque se acomodó en el centro del campo. Y Pirri no tuvo ánimos para aventurarse en ataques. Así planteada la situación, fue Guerini quien se encargó de poner a prueba a D'Alessandro.
En un centro largo -m. 3-, de Jensen, en jugada personal -m. 34-, en un pase medido de Del Bosque -m. 39-, en una arrancada vertiginosa -m. 48-, o al ejecutar una falta indirecta -m. 69-, la pierna izquierda de Guerini fue la encargada de dejar constancia en el Helmántico de que el Real Madrid jugaba al ataque. D'Alessandro tuvo que intervenir en todas las ocasiones. Si no pródigo en remates a puerta, el cuadro -el domingo- azul, patentizó una buena puntería. El guardameta, en ocasiones aupado por la fortuna, las más de las veces ayudado por su buen hacer, supo resolver en todo momento.
Por parte salmantina, y aparte de la presión ejercida en los aledaños del área grande en todo momento, fueron Alves -m. 28-, a pase de Víctor, Juanito -m.28-, a centro del portugués y Pérez -m. 23-, en jugada personal quienes pusieron en apuros a Miguel Angel. Juanito pudo adelantar en el marcador a su equipo en el minuto 44. Pero la madera rechazó el balón que Miguel Angel no había logrado alcanzar. Los intentos de Rezza -el delantero centro más cualificado del Salamanca en el Helmántico-, resultaron baldíos. El maleficio del empate se había roto, pero no en favor del cuadro charro. En esta oportunidad el Real Madrid cruzaba victorioso el Tormes de vuelta a casa.
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