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La Primera División 1976-77

El Betis, destinado a la zona tranquila

Lejos queda ya la temporada 34-35, en la que el Betis conquistó el mayor éxito de su historia al proclamarse campeón de Liga. Ahora, el Betis es uno más de los que sólo aspiran a la permanencia. Su puesto está en la mitad de la tabla, y las pretensiones no van más allá del desahogo. La Copa de la UEFA apenas si entra en los cálculos del simpático equipo blanquiverde.El Betis apareció en la Primera División en la temporada 32-33, cinco años después de que se idease la fórmula de la Liga. Pronto, en la temporada 34-35,consiguió inscribir su nombre en el palmarés de los campeones, en el que sólo constan, con el Betis, otros seis equipos: su vecino, el Sevilla, los dos atléticos, el Valencia, el Barcelona y el Madrid. Sin embargo, y pese a sus buenos principios, el Betis no ha conseguido mantenerse en la punta de los equipos nacionales. Suma en total veinte presencias en Primera División, y ya nunca más volvió a aspirar seriamente al título. Pese a ello, el Betis es uno de los equipos de más alto rango de la competición y está dotado de un simpático tipismo que hace que le echemos de menos cuando juega en Segunda. El Betis, «manque pierda», siempre da buen juego.

Dirige técnicamente al Betis, Ferenc Szusza, un húngaro capaz y trabajador, de carácter tranquilo, que lo está haciendo muy bien. La que empieza es su sexta temporada en el equipo; a la tercera, el equipo se le fue a Segunda, pero la directiva tuvo el buen juicio de mantenerle y Szusza consiguió el reingreso en un año y luego el Betis se ha mantenido sin más problemas. Szusza fue fichado por el Betis en plena fiebre de técnicos extranjeros, cuando parecía que el dominio del castellano era incompatible con el de los secretos que debe poseer un buen entrenador de fútbol. De todos los que entonces vinieron, Szusza, enemigo de látigos y de desplantes, fue de los que mejor resultaron. Ahora domina el castellano y conoce bien nuestro fútbol y se encuentra en las mejores condiciones para trabajar.

Dos extranjeros y un apátrida

En cuanto a plantilla, el Betis no se descuida. La carrera del fútbol cada vez está más desbocada, y hay que gastarse el dinero no ya para estar entre los mejores, sino para no estar entre los peores. En esta pretemporada, el Betis ha fichado dos extranjeros: el portugués Alinho, aquel altísimo negro que el Atlético de Madrid pareció dispuesto a fichar hace un año y que rechazó por estimar que no estaba completamente curado de una operación, y el holandés Gerrie Muhren, uno de los hombres clave en el gran Ajax de hace cinco temporadas. Alinho juega como libero y ha formado muchas veces en la selección portuguesa; la operación por la que el Atlético le rechazó fue hace varios años, o sea que se produjo antes que el «salto a la fama» del jugador, que fue titular del Sporting de Lisboa hasta llegar al Atlético. En realidad, el asunto de su rechazo nunca llegó a quedar claro. El caso es que poco después llegaría Luis Pereira para cubrir el puesto y Alinho regresó a Portugal. Este año se ha incorporado al Betis donde pasó los exámenes médicos sin problemas. Con él y con Muhren la plantilla queda así:

Porteros: Esnaola, García Fernández y Campos.

Defensas: Bizcocho, Biosca, Alinho (portugués), Sabaté, Cobo y Lobato.

Centrocampistas: Alabanda,, López, Muhren (holandés), Rogelio y Cardeñosa.

Delanteros: Benítez, García Soriano, del Pozo, Ladinszky (apátrida), Mendieta (paraguayo), Eulate y Anzarda.

Ladinszky nació en Hungría, pero tiene pasaporte como apátrida. El año pasado ocupó plaza de extranjero, y se espera que ahora pueda nacionalizarse. Sus papeles están en camino de resolverse, según informan en el club. Con ello, quedan como únicos extranjeros los dos recién fichados, Alinho y Muhren.

En el Betis hay la ilusión por la obra que se lleva a cabo estos días en el Benito Villamarín: la construcción de una nueva grada, cubierta por un voladizo y con 7.000 cómodas butacas. La nueva tribuna se pondrá en funcionamiento en octubre. El presupuesto para este año es de 145 millones, bastante superior al del pasado. Las cuotas han subido en un 20 por 100, y el ambiente entre los aficionados es tranquilo. Se sabe que el equipo no puede llegar muy arriba y que el descenso no representa demasiado peligro. Pero la temporada no resultará aburrida, pues siempre hay ocasión para sufrir y para gozar: la comparación de lo que haga el equipo de sus amores con lo que haga el Sevilla.

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