Concurso con los elementos
Corrida concurso de ganaderías conmemorativa del 75 aniversario de la fundación de la Junta Administrativa de la plaza de toros, de Bilbao. Se han lidiado reses de Urquijo, Mihura, Buendía, Victorino Martín, Torrestrella y marqués de Domecq.
Curro Vázquez.- Al que abrió plaza, una delantera caída y dos descabellos. Silencio. En el cuarto, un pinchazo en la suerte de recibir y una entera contraria recibiendo admirablemente. Vuelta.
Raúl Aranda.- Media estocada baja al de Mihura, que se negó a volver a los corrales. En el segundo bis, sobrero, de los hijos de Pablo Martínez, un pinchazo delantero y media estocada. Aplausos. En el quinto, pinchazo y estocada. Bronca.
Julio Robles.- Una estocada hasta las cintas en el tercero. Petición y vuelta. En el sexto, cuatro pinchazos sin soltar. Silencio.
Los toros: presentación irreprochable e impresionante como es normal de esta plaza en su feria. Cuajo, trapío y pitones. Bajo esta disciplina destacó el lidiado en sexto lugar con 624 kilos, hondo, ancho y alto y con dos misiles por defensas, pertenecientes al marqués de Domecq y hermanos.
Bravo el de Urquijo, en el tercio de varas, acudiendo al castigo en cuatro ocasiones. Acabó defendiéndose en la muleta por falta de fuerza. El de Mihura saltó al ruedo derrengado de los cuartos traseros. Tal vez por sus enfurecidas tarascadas en los corrales. El sustituto, de los hijos de Pablo Martínez, cumplidor con los de a caballo y bravucón en los demás tercios.Codicioso el «buendía», pero sin fijeza. El de Victorino Martín, bravo en el primer tercio y muy noble a lo largo de la lidia. El «torrestrella», que hizo una alegre y bravísima pelea en varas, se creció con casta a partir de ese momento. Murió lejos de su natural querencia, lo que le acredita como toro bravo de verdad. El toro del marqués de Domecq aceptó sin entrega los puyazos, aplomándose finalmente. Fallo del jurado: premio al toro más bravo para Alicantino, número 57, colorado, de 508 kilos, lidiado en quinto lugar y perteneciente al hierro de Torrestrella. Premio al mejor picador para Ladislao Rubio, de la cuadrilla de Curro Vázquez. El destinado al mejor lidiador fue declarado desierto. La finalidad de esta corrida, además de la propiamente conmemorativa, era premiar al toro más bravo, al diestro que mejor disposición mostrase en su cometido al servicio de un espectáculo de esta naturaleza -en el que todo debe quedar supeditado a medir las posibilidades del toro durante la lidia-, y al picador de actuación más relevante dentro de ese mismo contexto. El concurso anunciado ha tenido que librar su particular batalla contra los elementos: de una lado, la premiosa devolución del «miura» que iba a correrse en segundo lugar y, que ocupó en vano más de media hora de inútiles empeños- y de otra, la lluvia que caía inclemente y torrencial en ocasiones.
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