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China y la Santa Sede siguen sin relaciones

Pablo VI ha deplorado recientemente que desde septiembre de 1951, fecha de la expulsión del último delegado apostólico en China, monseñor Antonio Riberi, no ha habido más contactos entre Pekín y la Santa Sede.

El año pasado, L'Osservatore della Domenica ponía en guardia contra las afirmaciones de un sacerdote chino, el padre Luis Wei, que hacía a la Iglesia responsable de la ruptura. En efecto concluía el órgano vaticano, «todos los avances del Papa (hacia Pekín) han caído en el vacío».

De hecho, el propio Pablo VI, animado por la liberación de un obispo misionero americano en China, monseñor Edward Walsh, se había trasladado cinco meses después del acontecimiento, el 4 de diciembre de 1970, a Hong Kong, donde proclamó públicamente su amor por todo el pueblo chino.

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