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lmpresionante Calatraveño

Como se esperaba, para inaugurar la serie de festejos veraniegos hubo el domingo en las Ventas una corrida muy seria y muy dura. No es que me queje: ya se habrán quejado los toreros. Antes bien, casi me complace, porque después de ver tanto tontitoro y tanto cursi haciéndole faenitas blandengues de esas que llaman artísticas, la presencia del toro fiero en el ruedo es una novedad importante, que fundamenta y argumenta el espectáculo, dotándole de variedad y emoción.No eran grandes, o por lo menos no eran aparatosamente grandes. Uno de ellos ni siquiera llegó a los quinientos kilos. Pero no se escuchó ni la más mínima protesta; por el contrario, hubo murmullos de admiración cuando saltaron a la arena, porque todos tenían edad y trapío, que son los elementos imprescindibles a exigir en una corrida de toros. Abundaron los mansos, aunque algunos acometieron con fijeza a los caballos. Y en el último tercio casi todos pasaron a la defensiva, apretaban hacia los adentros, se quedaban frente a los engaños porque su intención verdadera se cifraba en buscar el refugio de tablas.Para torear a reses así hay que tener valor y oficio o se va al fracaso seguro si no es a la cornada. Exactamente, lo que tiene, y ya lo ha demostrado muchas veces, el Calatraveño. A su primero lo metió en la muleta por el lado bueno, que era el izquierdo, y aunque no pudo hacer filigranas lo sometió en el toreo al natural en varias tandas cuya característica fundamental era el mando. Entendió perfectamente al cuarto, difícil, que buscaba tablas, estaba siempre a la defensiva y desarrolló sentido. Con pases de tirón lo sacaba a los medios poniendo en la tarea un valor que no dudo en calificar de impresionante y consiguió faena, sobre ambas manos, en la que fueron de calidad los tres derechazos de una tanda perfectamente rematada con el de pecho.

El domingo se lidiaron en las Ventas seis toros de José Domecq de la Riva, para Calatraveño, Frascuelo y Pepe Colmenar

Calatraveño- Muy torero y valiente en sus dos enemigos. Estocada ligeramente atravesada, rueda de peones y dos descabellos (vuelta al ruedo). Pinchazo y estoconazo (ovación y saludos). Frascuelo- Banderilleó sin especial relieve al segundo y pasó apuros en el mismo tercio del quinto. En su primero faena variada, pero corta demasiado la faena. Tres pinchazos y estocada (aplausos y saludos). Buenos ayudados en el quinto. Pinchazo, rueda de peones, descabello (aviso) y dos descabellos más (división y saludos). Colmenar.- Sin sitio, estuvo a merced de sus enemigos. Pinchazo, estocada atravesada y descabello (pitos y algunas palmas ysaludos). Pinchazo, otro hondo y dos descabellos (silencio). LOS TOROS. - Bien presentados, serios y con trapío. Primero y quinto estaban escobillados. Predominaron los mansos en el primer tercio. Al último llegaron con sentido y a la defensiva. Dieron mejor juego primero y tercero, que fue un sobrero de la misma ganadería pues el que salió en este lugar se devolvió al corral por cojo. OTROS FACTORES. - Picó bien al cuarto Ángel Calvo. Presidió don Luis Gómez y su labor fue impecable excepto en materia de avisos, pues tuvo un retraso de dos minutos el que envió a Frascuelo.

Lo más interesante de la corrida no cabe duda de que lo hizo el Calatraverio, pero no sería justo silenciar la animosa labor de Frascuelo, quien estuvo variado con el segundo, aunque no llegó a acoplarse porque continuamente cortaba la faena para irse de la cara del toro y de esta forma no podía aprovechar una embestida que, aunque tarda y de poco recorrido, era noble. El quinto, después de comportarse en el primer tercio con mansedumbre y como si no tuviese apenas temperamento, en el segundo se fue arriba. Frascuelo pasó grandes apuros para banderillearle. El toro se le acometía como una locomotora y no podía ganarle la cara. Hubo pasadas en falso. En el segundo par el torero se vio arrollado con extremo peligro. En el tercero optó por ir al encuentro antes de que la fiera se arrancara y de esta forma, sorprendiéndola, pudo clavar los palos. Inició la faena con unos ayudados por bajo tan eficaces que el toro se le entregó. Pero cuando continuó el trasteo se dejó atrapar la tela y en el desarme el astado volvió a recuperar el dominio. También era este un toro viejo, con sentido, que ya no se dejó dar pases. Después de un pinchazo Frascuelo cometió el error de intentar el descabello y ocurrió entonces que el toro, muy entero como es lógico, se puso a caminar babeando tablas y dio así dos vueltas y media al ruedo, con el matador desesperado y sin poder atacarle de ninguna manera.

Pepe Colmenar estuvo sin sitio. Poco placeado, no pudo con sus toros. Ni con el tercero, que admitía el toreo por el derecho, ni con el sexto, que fue otro difícil ejemplar a la defensiva. En aquel, precisamente por no mandar, resultó empitonado a la salida de un derechazo.

La cuadra de caballos, un desastre. En el quinto, la presidencia hizo retirarse a uno que caminaba hacia atrás. Casi todos se quedaban pegados a tablas. O ponen remedio a esto o la lidia será imposible.

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