España, tercera en la Westathletic
España tiene un gran atleta, Antonio Campos. Es el único capaz de ganar una prueba importante en cualquier lugar. Tiene calidad, categoria y poderío, lo que le da tal regularidad, que siempre se puede contar con su triunfo. En la Westathletic pasó lo que se temía. Que Campos ganó y que los demás h¡cieron lo único que podían hacer internacionalmente, es decir, nada. En la segunda jornada también gano Cid, pero igual pudo perder si Carlier no hubiera estado tan bajo, o también se pudieron producir los triunfos de Morillas, Moracho o Sarriá, etcétera, si hubieran tenido su día. Es decir, que España tiene tras Campos una serie de atletas de cara o cruz. Pero como en el atletisirno, crono y metro son únicos jueces, quedó demostrado que a nivel internacional seguimos en segunda división.En Viena, la selección nacional quedó tercera, tras Suiza y Bélgica naciones de menor densidad demográfica que España. Austria, Dinamarca y Holanda quedaron por detrás porque era lógico, al igualque Suiza y Bélgica nos superaran. En la Westathletic, el conjunto es lo que cuenta y España fracasó. A nivel nacional ha habido indudable progreso porque se compite con lo que hay dentro de España. A nivel internacional, no, porque las demás naciones también progresan.
En la segunda jornada Éspaña obtuvo además de los primeros puestos de Campos y Cid, dos seguidos, Moracho y De la Parte; tres terceros, Alcántara, Sarriá y Garrachón; un cuarto, Morillas y dos sextos, Burgos y el relevo 4 x 400. Las marcas de todos nuestros atletas fueron todas muy mediocres y algunas, hasta malas, a pesar de competir con atletas Superiores, lo que daba esperanza a que se lograra algún récord de España.
En.conjunto, tampoco fueron muy buenas las marcas de los ganadores en las distintas pruebas de la Westathletic. Sólo se batieron dos récords. En altura, a cargo del belga Morreau, 2'14, y en martillo,
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